La Casa Navàs de Reus volverá a brillar, antes de Semana Santa de 2025, «tal como la imaginó Lluís Domènech i Montaner». La propiedad de la joya modernista del Mercadal ha iniciado los pasos para reconstruir su singular torreón, elemento principal del edificio y que fue derribado por el impacto de una bomba de la Guerra Civil el 26 de marzo de 1938.
La intervención, cuyo proyecto firman los arquitectos Joan Tous y Pau Jansà y el conservador-restaurador Pau Arroyo, será ejecutada por Constècnia e íntegramente financiada por el grupo empresarial Masergrup, e involucrará a un extenso y plural equipo de maestros artesanos. Completará los trabajos de restitución que arrancaron en 2020 con el cabecero.
«Este es un día importante para Reus y para Catalunya, pero también para el modernismo», valoró ayer la directora de la Casa Navàs, Sílvia Sagalà, tras anunciar los planes. El inmueble, por sus características, resulta único en Europa.
El torreón será fiel al original, que se había levantado entre 1904 y 1908. Lo integrarán cerca de 70 piedras nuevas, de Vinaixa, cortadas al milímetro con agua a presión y acabadas a mano. Superará los 12 metros de altura, con un diámetro de 1,6 metros y con 45 centímetros de paso.
Y estará coronado por una veleta en la que sí se podrá aprovechar parte del hierro rescatado de entonces. La veleta la culminará un barco que simboliza la embarcación de Jaume I. Esta parte, pese a que se ha conservado, no se empleará en la obra sino que se reproducirá y se guardará como elemento museístico.
Con el torreón-mirador se seguirá «exactamente el mismo sistema que se ha empleado en la Sagrada Familia», tal como precisó Sagalà: se montará por completo en una nave, se comprobará que su encaje se ajusta 100% a lo que se espera de él, se desarmará y se trasladará hasta la Casa Navàs para tomar allí su forma definitiva.
Pese a asemejarse al de 1904, cumplirá la normativa actual y contará con una subestructura interior que no se verá. Uno de los mayores desafíos en la actuación pasa por dotar a esta pieza de resistencia frente al viento de Reus.
Linterna en el Mercadal
Los motivos que han llevado a impulsar la reconstrucción son diversos. Por un lado, está la cuestión de que el torreón era «una parte fundamental en la composición del edificio». Pero también se ha tenido en cuenta que «su desaparición fue traumática e incluso violenta» y que «no es una invención, sino que está documentada», tal como especificaron ayer los arquitectos.
De hecho, antes de empezar el proyecto se desarrolló un profundo estudio a partir de documentación, algunas fotografías, fragmentos localizados o parte de otros edificios de Domènech i Montaner.
En las obras participarán la sabadellense L’Art és Vitrall, que tiene al maestro Joan Serra al frente y se hará cargo de los vitrales; el picapedrero de la Selva del Camp Florenci Andreazini; y Juli Río, experto de la forja, de Bellver de Cerdanya, y que se centrará en el hierro de la parte superior. Las piedras de Vinaixa las suministrarán los Germans Balagué y en ellas está previsto esculpir motivos ornamentales de manera artesanal.
Las labores de restitución de este Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) ya tienen el ok de la Generalitat, se alargarán diez meses –siete en el taller y tres en el terreno– y no paralizarán la actividad normal de la Casa Navàs.
Eso sí, considerando la escalera y lo estrecho de sus dimensiones, no se accederá al torreón-mirador en las visitas guiadas habituales; se podrá ver «de forma puntual y extraordinaria», aunque todavía se está trabajando en la fórmula concreta.
El Casa Navàs ha vivido ya bastantes más años sin el torreón que con él, así que su reconstrucción –que se perfila también como una suerte de «linterna para el Mercadal» cuando oscurezca– «supondrá un gran cambio para la plaza misma», indicó Sagalà.
