Quince años después de la inauguración del Passeig Comercial El Pallol –en mayo de 2007–, se está culminando, ahora, su última pieza: el hotel. Un equipamiento que, a nivel comercial, se ve como un importante polo de atracción que «ayudará a consolidar la zona», opina Pau Salvadó, presidente de la asociación comercial de El Pallol.
Fuentes consultadas de la empresa constructora calculan que en mes y medio el edificio estaría terminado, a la vez que se mantienen conversaciones con varios operadores. Ésta será la culminación final de una intervención urbanística que significó la reconversión de toda una zona que hace más de 30 años contaba «con un parque residencial muy degradado», recuerda la concejala de Urbanisme del Ayuntamiento de Reus, Marina Berasategui. El objetivo era, por lo tanto, «reconvertir espacio deteriorado en uno de nuevo que tenía que generar nueva vida urbana» y la fórmula por la que se optó fue la de realizar una gran intervención integral.
Las viviendas degradadas que ocupaban la actual zona de El Pallol fueron, poco a poco, adquiridas por el consistorio reusense después de redactarse, a finales de los años 80, un primer documento urbanístico –PERI– en el que se marcaban dos áreas de intervención con el fin de revalorizar: el Pallol y la zona del Baluard. Una vez adquiridas, las viviendas se iban derribando y las estrechas calles que antes ocupaban toda esta área entre el Mercadal y las plazas de la Sang y Catalunya fueron dando paso a una explanada cada vez mayor.
Primeramente, el espacio se convirtió en un aparcamiento en superficie temporal hasta que, a finales de 2002, se iniciaron las obras que darían forma a la actual plaza de Evarist Fàbregas, a las más de un centenar de viviendas, un paseo comercial al aire libre a dos niveles y un parking subterráneo con más de 400 plazas. «El primer modelo mixto de vivienda y área comercial en Catalunya. Un éxito de integración y un emblema para la ciudad de Reus», subrayan fuentes consultadas de Núñez i Navarro, la promotora y constructora barcelonesa a la que el Ayuntamiento reusense adjudicó, en agosto de 1999, el proyecto de El Pallol. Un proyecto que desde Núñez i Navarro subrayan como «importante» y a la que «destinamos los máximos recursos». Cuatro años y medio después del inicio de los trabajos, el espacio era inaugurado.
«Fue todo un proceso muy largo», recuerda Marina Berasategui. Y es que adquirir edificios son tramitaciones «muy lentas». La concejala pone especial énfasis en el cambio paradigmático que supuso el documento urbanístico de 1988 ante un núcleo urbano muy degradado, «por lo que se necesitaban actuaciones muy contundentes», como la que supuso la de El Pallol. Pau Salvadó también recuerda que fueron unas obras que contaron con dificultades «con las minas de agua que se encontraron bajo tierra». También se sumó el hallazgo de la muralla medieval, en la que se intervino «y ahora podemos ver parte de ella desde la calle», señala Berasategui.
El resultado de la intervención fue la revitalización de esta parte del centro de Reus, como destacan todos los actores que tomaron parte de la actuación. Y lo fue a varios niveles: comercial, vecinal y a nivel urbanístico. «Ahora es tan fácil ir de la plaza del Mercadal a la plaza de la Sang o de Catalunya... Pero antes era un rompecabezas de calles estrechas y en mal estado», recuerda Berasategui. Así también lo valora Pau Salvadó, quien destaca especialmente la importancia de esta conexión del centro.
A nivel comercial, «estamos convencidos de que la concentración de tiendas en todo el eje comercial del centro de Reus y el refuerzo de un aparcamiento como el de El Pallol suponen una fortaleza para el comercio tradicional», subrayan fuentes de Núñez i Navarro. Añaden que, actualmente, este paseo comercial «presenta una oferta variada de ocio, gastronomía y restauración, moda, complementos, servicios, actividades culturales y sociales...» con una «apuesta por el comercio de proximidad» como «uno de los rasgos principales».
Pau Salvadó, que está desde el primer día de vida de El Pallol al frente de los comerciantes de esta zona, relata que encaran el futuro con optimismo después de haber superado ya, en estos 15 años, dos crisis: la de 2008 y la de la pandemia. «Inauguramos en mayo de 2007, con unas expectativas de crecimiento, pero nos vino la crisis económica y tuvimos que replantear objetivos. Pero la superamos, y también lo hemos hecho ahora», relata.
Ante la inminente finalización de las obras del hotel, también valora este futuro equipamiento como un gran potencial dinamizador de la zona, igual que el supermercado que presumiblemente tiene que ubicarse en la planta baja. «Sea cual sea, será bienvenido. Son establecimientos que generan mucho interés y esperamos que, así, se acaben de llenar los locales vacíos», dice.
En cuanto a Núñez i Navarro, encaran el futuro con dos principales retos: «Seguir dando servicio de la forma más sostenible» y «conseguir mejoras vinculadas a la incorporación de la tecnología».