El Bravium Teatre, la Cobla Reus Jove y la Associació de Mags i Il·lusionistes de Reus terminaron la semana pasada con una amarga noticia: el propietario del Centre Catòlic de Reus, el Arquebisbat de Tarragona, anunciaba el cese de todas las actividades que allí se realizaban y ordenaba a las entidades que desalojaran el equipamiento cuanto antes, pues existía un cierto «riesgo» a causa de «problemas estructurales», según expuso el delegado diocesano para los bienes de la Iglesia, el padre Josep Mateu.
Dicha información, que se basaba en un informe técnico que así lo avalaba, se trasladó a los medios de comunicación el pasado jueves, incluso antes de que las entidades afectadas lo supieran. Querían cerrar el edificio para poder acabar de analizar en qué estado se encontraba y así poder calendarizar y presupuestar un proyecto. De hecho, lo que aclararon es que una vez realizadas las actuaciones futuras, la gestión sería diferente.
Por esta razón, la junta directiva del teatro emitió el mismo día un comunicado en el que se criticaban las formas que habían tenido a la hora de informar y se rebatían ciertas afirmaciones de la propiedad; mucho antes de acudir a una reunión que tenían con ésta más tarde.
Hay que añadir, por otro lado, que el teatro tenía un contrato de alquiler de 30 años con la propiedad, que además ya había vencido y, tras «reiterados intentos de conseguir una prórroga» por parte del Bravium, no hubo éxito de alcanzar un entendimiento. Según el padre Josep Mateu, no querían determinar nada hasta que no conocieran la salud del Centre Catòlic. Por estas razones, el Bravium y las demás entidades alojadas en el espacio de la calle de la Presó ofrecieron ayer lunes, en la misma sede, una comparecencia de prensa en la que profundizaron en la problemática. Eso sí, dijeron que no se irían del edificio, «hasta que no tengamos por escrito el gesto de buena voluntad conforme la propiedad, una vez esté hecha la rehabilitación, volverá a contar con nosotros», expuso el presidente del Bravium Teatre, Ferran Figuerola, secundado por las demás entidades. Si no lo consiguieran, «nos plantearíamos reivindicarlo en las calles», reconocieron.
Por otro lado, manifestó también que «pedimos ver el informe técnico, pero no nos dejaron». Propusieron, por ello, «que lo hiciera nuestro arquitecto y que lo hablara con el de la propiedad. Han fijado decidir algo el 9 de abril», completó. La entidad subrayó su compromiso con el mantenimiento del edificio enumerando algunas de las inversiones en las instalaciones que usaba el teatro. Pusieron como ejemplo la zona de la cafetería, entre otros. «Hemos afrontado arreglos de los que la propiedad se ha desentendido en numerosas ocasiones y además nos achaca problemas que no hay: no es cierto que tengamos aluminosis», dijo contundente.
El cierre inminente ha supuesto, por otro lado, reubicar la programación ya cerrada del Bravium. «Al anularla, hemos tenido que coordinarnos con entidades de la ciudad y devolver el importe de muchas entradas», continuó. Además de las representaciones, tenían en marcha cursos de teatro, sobre los que dijo que «tal vez consigamos un espacio, pronto volveremos a hablar con el Ayuntamiento», expresó. De hecho, anunció que el consistorio los ayudaría con la logística de la mudanza. «Nos facilitaran vehículos para ello y una nave en la que podremos dejar todo el material, que nos será cedida temporalmente», dijo. En estos momentos, están valorando diferentes propuestas y su intención es buscar un lugar estable para desarrollar su actividad teatral, al menos hasta que se aclare el asunto.
El equipo del Bravium, además de las otras dos entidades, agradecieron al apoyo recibido por parte de otras agrupaciones de la ciudad.
Fuentes municipales preguntadas por el asunto explican que el Bravium Teatre «es una entidad cultural importante e histórica en la ciudad y es necesario que pueda mantener su actividad». En este sentido, las mismas fuentes apuntan que se está al caso de la situación y de los problemas estructurales del edificio y que se está en contacto permanente con las dos partes implicadas, «intermediando en la busca de la solución más adecuada a sus necesidades», completan.
Unión entre entidades
Durante los últimos días, y especialmente este pasado fin de semana –que coincidía con la celebración del Día Mundial del Teatro–, diferentes entidades reusenses han mostrado su solidaridad con el Bravium Teatre y han lamentado que tenga que cerrar. Todas ellas destacan «lo importante de la labor artística, e incluso, social» de la entidad para la ciudad. «Acogía con los brazos abiertos todo tipo de proyectos interesantes para el teatro; a gente con ganas de hacer cosas, ya fueran de asociaciones locales u obras alternativas», destaca la profesora de interpretación en la Escola de Teatre del Centre de Lectura, Rosa Mateu. De hecho, define el Bravium Teatre como aquella puerta «de entrada al teatro, sin necesidad de marcharse de la ciudad».
Desde la compañía de teatro La Gata Borda, uno de sus integrantes, Antoni Veciana, cataloga el cierre del teatro como «una gran pérdida», señalando que «el Bravium ha tenido siempre una utilidad pública». Por ello, lamenta que «una decisión privada afecte a un tarea de servicio para Reus». Puntualiza, por otro lado, el carácter «acogedor» del Bravium, que los ayudó a poner en marcha la compañía teatral y donde ésta tenía un espacio dónde dejar el vestuario de forma gratuita: «A pesar de no ser socios, era como si formásemos parte».
En ese aspecto, Veciana considera que las administraciones locales deberían velar por su continuidad, ya que considera que el teatro local tiene «una mala salud de hierro». Mateu, además, subraya la singularidad del Bravium: «Era un espacio pequeño y necesario, el sitio para ver otro tipo de espectáculos». Explica que fue el «punto de despegue» para muchas personas del territorio que «o viven del teatro o en disfrutan con él».
«Recuerdo ir cada fin de semana desde pequeña. Las obras del Bravium fueron la causa de que me apasione el teatro, al igual que tanta gente de Reus. Era un espacio dónde veías actores amateurs que al final han se han convertido en grandes referentes», añade.
Desde el Centre d’Amics de Reus, su presidente, Joan Maria Mallafré, dice que la entidad está «contrariada» con la situación. «Que le suceda esto a una entidad tan reusense, tan arraigada, nos preocupa. Les tendemos nuestra mano, pueden contar con nosotros y nuestras instalaciones», señala.
El inminente cierre del Centre Catòlic supone, por otro lado, la reubicación de muchos de los espectáculos que el Bravium Teatre tenía ya programados, con entradas ya compradas. «Estamos reabsorbiendo muchos de ellos en el Teatre-Auditori Sala Santa Llúcia y esta mañana (la de ayer para el lector de papel), las compañías no paraban de llamar para poder realizarlo en nuestra entidad», explica por otro lado, el presidente de la Germandat de Sant Isidre i Santa Llúcia, Josep Maria Vallès.
Sobre la problemática, Vallès expresa que «si sólo se tratara de almacenar el material del teatro, todavía sería asumible; pero es que en este caso, el asunto se vuelve más complejo cuando nos preguntamos dónde podrá hacer teatro el Bravium a partir de ahora», expone. Y es que, como detalla, un equipamiento teatral incluye un sinfín de elementos, como la iluminación, las butacas, aspectos relativos a la seguridad, licencias, etc. Desde la entidad, en todo caso, se muestran «sorprendidos por las formas que ha tenido la propiedad». «Estamos para ellos para lo que convenga», se suma Vallès.
Desde el Orfeó Reusenc comentan que, después de conocer la noticia de la salida del Bravium Teatro del edificio que utilizaban, «deseamos que se pueda dar la mejor solución para ambas partes, dado el peso y la importancia que tiene el Bravium como referente teatral de la ciudad».
Como entidad cultural «ligada al Bravium», «no sólo por la similitud de nuestras actividades, sino también por las buenas relaciones con sus integrantes –algunos de ellos también forman parte del Orfeó–, recibir una noticia así es un golpe directo por la cultura y por el movimiento social», establecen y sostienen: «Una entidad cultural es un espacio donde un grupo de personas comparten sus pasiones y aficiones y, por lo tanto, también condiciona los vínculos personales y afectivos entre ellas».