¿Volver al 36, señor Abascal?

30 octubre 2022 21:07 | Actualizado a 31 octubre 2022 07:00
Joan Ruiz Carbonell
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La política no es un presupuesto, tan solo. Ni invertir en infraestructuras o establecer una determinada línea económica. Siendo importante, lo que es esencial en política son los valores. Estos son los que sustentan y dan sentido a cualquier actuación política. Digo esto a rebufo del show organizado por Vox este mismo mes de octubre en Madrid. En un simulacro de actuación musical el leitmotiv recurrente de la canción era un estribillo que literalmente decía «vamos a volver al 36», se calificaba a los miembros del Gobierno elegido democráticamente por el pueblo como «revolucionarios pajilleros de sofá», se hacía mofa de la homosexualidad y se cargaba contra el colectivo feminista. Así, se podían escuchar fragmentos de la canción del tipo: «Las feministas protestan por una agresión grupal, hay diez más que investigar, me da igual si son de Senegal», entre otras barbaridades del mismo calibre mientras los concentrados por Vox se dedican a aplaudir y a jalear las consignas.

«Vamos a volver al 36»... Me dirijo sobre todo a la gente joven que tiene que conocer su pasado inmediato para valorar más las libertades democráticas que tenemos, que no son un regalo de nadie sino que son fruto de un proceso de lucha política donde muchas mujeres y hombres valientes y dignos dejaron su vida. En febrero de 1936 hubo elecciones libres en España que ganó una coalición de partidos de izquierda liderados por el PSOE que, lejos de ser «revolucionarios pajilleros de sofá», se proponían un programa moderado de reformas «tan radicales» como desarrollar una reforma agraria de mínimos, implementar un sistema público de educación en todo el país o ampliar derechos y libertades. Es decir, sacar el país de la edad media donde la derecha quería tenerlo por los siglos de los siglos. Pues ni eso. Tan solo cuatro meses después un golpe de Estado fascista liderado por el general Franco derivó, como consecuencia de la resistencia popular, en una guerra civil de tres años y después en una dictadura implacable de casi 40 años.

Me dirijo sobre todo a la gente joven que tiene que conocer su pasado para valorar más las libertades democráticas que tenemos

Solo entre 1936 y 1952 las asociaciones de memoria histórica han identificado el asesinato de 143.000 personas –con nombres y apellidos– por los rebeldes fascistas por «crímenes» tales como defender los derechos de los trabajadores, «haber enseñado a los niños a leer fuera de la iglesia», o «ser cobradora de tranvía en el periodo de dominación rojo». La desfachatez de los asesinos era tal que se dedicaron a «justificar» por escrito sus crimines con argumentos de esta guisa.

¿Esto es «vamos a volver al 36», señores de Vox? El rechazo absoluto a estas manifestaciones que parecen surgir de las profundidades tenebrosas de la extrema derecha ha obligado a los organizadores del acto a decir que en realidad «quien quiere volver al 36 es el gobierno social-comunista de Pedro Sánchez». Al escuchar estas tonterías uno casi puede evocar las palabras del poeta: me gusta cuando callas porque estás como ausente. ¿Alguien en su sano juicio puede realmente pretender que lo que quiere realmente el presidente Pedro Sánchez es una guerra civil?

Cada uno tiene sus referentes morales y está claro cuáles son los de Vox (¿y el PP del señor Feijóo, que se presenta como moderado, qué opina de todo esto que jalean sus amigos de Vox?). Los y las socialistas también tenemos nuestros referentes. No queremos volver al 36 pero tampoco olvidar lo que pasó en el 36 porque, como decía Walter Benjamin, aquel que olvida su historia está condenado a repetirla.

Por tanto, quiero reivindicar aquí a mujeres valientes, como Aurora Picornell, un ejemplo entre un millón. Esta joven mallorquina fue asesinada por las escuadras de la muerte fascistas por defender los derechos de las mujeres. Ante el pelotón de verdugos dijo unas palabras que merecen ser recordadas: «Podéis matar a mujeres y niños... pero, ¿y las ideas? ¿Con qué balas mataréis las ideas?».

Me gustaría compartir este ejemplo de integridad moral y darlo a conocer para que inspirara las canciones de los amigos de Vox, pero rápidamente desecho la idea. Tristemente no están en condiciones morales de comprender nada. Nada de nada. Nada y así sea. Porque hoy día el nombre de Aurora Picornell es recordado con veneración por todos los amantes de la libertad mientras que el de sus asesinos está a la altura del estiércol. Y no hay cancioncita, ni demagogia de ningún tipo señor Abascal, que pueda cambiarlo.

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