Tranquilo, Almirante

¿Quién puede dudar de los misioneros que denunciaron, cuando los hubo, desórdenes?

19 mayo 2017 17:40 | Actualizado a 21 mayo 2017 15:33
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Señor Almirante de la Mar Océana: continúe tranquilo en lo alto de su columna de la Puerta de la Paz. Sus 205,000 kilos no van a removerse porque haya ignorantes y radicales que le quieran mal. No realizó genocidio alguno. Su entrada en el Nuevo Continente fue pacífica y las primeras víctimas fueron sus 90 hombres, masacrados en el fuerte de Navidad por los indígenas.

Yo creo que los que le quieren mal deberían comenzar por manifestarse ante las embajadas de los Estados Unidos y de Rusia, el 4 de julio y el 17 de octubre, para reprocharles a esos Estados sus genocidios, comprobados y documentados, por más que usen la Leyenda Negra siempre contra España. Pregunten a las potencias anglosajonas cuántos indios había en el siglo XVII. Y qué queda de los cherokees, seminolas, sioux, navajos, narchez, apaches, hopis, omahas, cheyennes y otros, en 2016. Hasta 1975 no hubo una Ley de Autodeterminación del Indio y Asistencia a la Educación. La mayoría malviven internados en reservas.

Podrían preguntar a los rusos sobre el destino de los pueblos tártaros, especialmente de los de Crimea, masacrados en 1944, 200,000 de los cuales fueron llevados por la NKVD al Asia Central. Murió de hambre el 7% y otro 20% falleció en el exilio. Solamente en 30 de agosto de 1990 reconocieron la República Autónoma de Tatarstan.

Los españoles que después de Colón fueron a América no iban a pastorear rebaños. Iban a por oro, especias, playa y perlas. Pero los ignorantes no nos pueden explicar por qué Hernán Cortés y Francisco Pizarro, con un puñado de hombres, vencieron a los imperios azteca e inca. Porque se aliaron con otras tribus amigas y se mezclaron con los indios. Hoy día es impresionante el mestizaje de Latinoamérica. ¿No se llevó el Renacimiento a aquellas tierras, en que unas tribus masacraban a otras y eran frecuentes los descuartizamientos de los prisioneros?... Aunque no se participe de la Religión Católica, ¿quién puede dudar de los misioneros, en general, que denunciaron, cuando los hubo, desórdenes, como fray Bartolomè de las Casas?... ¿Han encontrado personajes semejantes en Rusia o en los USA?... ¿Y qué me dicen de las Leyes de Indias?...El catalán y virrey Amat seguro que las aplicaba…

Tranquilo, Almirante.

Aunque su vida fuera siempre inquietante. Como su origen.

Colón, Colom, Colombo, Coulon… En su testamento dice que su origen era genovés «…y en Génova nací». En el archivo estatal de Génova se le señala como nacido entre el 26 de Agosto y 31 de octubre de 1451, hijo de Giovanni Colombo y Susana Fontanarossa. El escribano Galíndez, en 1492, le cita como genovés. Su amigo y confidente, el P. Bernáldez, afirma que «había venido de tierras de Génova».

Este grande de la Historia tomó ideas de Séneca, de Ptolomeo, y sobre todo de Paolo del Pozzo Toscanelli, del que toma la decisión de atravesar el océano hacia Poniente. Hacia Japón, que creía que estaba a 9,470 kilómetros… un tercio de la realidad. Nuestro Almirante, después de una vida novelesca, murió en Valladolid entre la indiferencia general. Aznar acaba de decir que «el tiempo pone a cada uno en su sitio». A él ya le está poniendo, mal que le pese. Y a todos, Almirante, ya que su hazaña es innegable. Continúe señalando, impertérrito, el camino del mar. De la ilusión.

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