Hoy hace medio siglo de la entrevista de Richard Nixon con Mao Zedong. El presidente más anticomunista visitó al Gran Timonel, responsable a ojos de sus adversarios, y no solo de ellos, de millones de muertes. La precedió la ‘diplomacia del ping-pong’, así llamada porque chinos y americanos disputaron un campeonato en Japón.
Kissinger la preparó en secreto. Durante una visita a Pakistán se hizo el enfermo, pero aquella noche voló de Islamabad a Pekín para entrevistarse con Zhou Enlai, mano derecha del dictador, y ultimar detalles.
Mao sí estaba realmente enfermo, pero aquel 21 de febrero de 1972 se levantó para recibir a Nixon. Murió cuatro años después. Su sucesor, Deng Xiaoping, abrió el país al capitalismo y a la gran potencia que es hoy.