Sólo en Francia, el debate sobre el uso de las palabras puede derivar en un duelo al sol entre partidarios de lo uno y partidarios de lo otro. Partidarias, para ser más concretos.
Comencemos desde el principio. El 13 de octubre de 2017, Hollywood está bajo el impacto del Tsunami Harvey Weinstein. Los testimonios de actrices famosas, pero de mujeres de todo signo y condición, se multiplican bajo el hashtag #‘MeToo’ (yo también).
Se inicia un movimiento global de denuncia del hostigamiento sexual que sufren miles de mujeres en el planeta. En las redes sociales y gracias a un solo tuit se inicia la revolución feminista más importante desde el sufragismo.
Un solo tuit inicia la revolución feminista más importante desde el sufragismoBasada en Nueva York, la periodista francesa Sandra Muller decide emprender su campaña a la francesa bajo el lema ‘balance ton porc’ (denuncia a tu cerdo): «Y si también nosotras publicáramos los nombres de los depredadores sexuales que nos faltan el respeto verbalmente, que nos agreden sexualmente, ¿quiénes son? #BalanceTonPorc !! Nos das el nombre y los detalles del acoso sexual que sufriste en tu trabajo. Estoy esperándote».
Ella misma, Sandra Muller, denuncia con nombre y apellidos a «su cerdo». Es Éric Brion, a quien atribuye estas palabras: «Tienes unos pechos enormes, eres mi tipo de mujer, conmigo te vas a correr toda la noche».
Brion es el exjefe del canal de televisión Équidia. Ese 13 de octubre de 2017, Eric Brion está colgando guirnaldas y globos para el cumpleaños de su hija menor cuando un amigo le enseña el tuit.
Liberar las palabras es una expresión casi imposible de traducir. Es un concepto muy ligado a la lengua francesa, porque el francés mantiene con su lengua esa relación de intimidad exquisita.
Esta oleada de denuncias ha provocado una reacción también muy francesa. En una tribuna firmada por más de 100 mujeres en el diario Le Monde, se critica esa identificación del hombre con la violencia. Entre las signatarias, Catherine Deneuve, la diosa francesa por excelencia, la mujer a la que Luis Buñuel supo modelar en sus complejidades más íntimas, la puta y la recatada en una sola mujer. Belle du Jour, claro.
Estas mujeres se oponen a la definición de agresión sexual de las acusadoras de ‘balance ton porc’ y reivindican el derecho al roce, al piropo, a cierto uso de la violencia de conquista en el juego entre hombre y mujer.
Ahora está en cuestión qué nos agrede a las mujeres y qué es delito y qué no lo esAhora está en cuestión qué es agresión, qué nos agrede a las mujeres y qué es delito y qué no lo es. Parece tan obvio, sin embargo, el puritanismo siempre se ha nutrido de esos espíritus de denuncia que empiezan por denunciar el delito y acaban sembrando la sombra de la sospecha sin distinción. ¿Es esto el feminismo del siglo XXI? ¿O también hemos gastado el concepto feminismo de tanto usarlo?
No es un debate simple, aunque es evidente qué es delito y qué no. Son palabras que se liberan, historias de que se denuncian, pero siempre hay quien se aprovecha de la revolución para la involución. Transformar las redes sociales en una arena pública en la que lapidar a los hombres me parece un error, perpetuar el silencio sobre la violencia machista, un crimen.
* Periodista. Nacida en Tarragona, Natàlia Rodríguez empezó a ejercer en el Diari. Trabajó en la Comisión Europea y colabora en diversos medios. Vive entre París y
Barcelona.