Negociaciones para la investidura y, mientras, miles de muertos en Gaza

Es difícil centrarse en las estrategias de los partidos españoles disputándose miserias y envidias mientras a 3.138 km están muriendo todos los días niños y mujeres inocentes bajo las bombas israelíes

27 octubre 2023 20:53 | Actualizado a 28 octubre 2023 14:00
Javier Pons
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Negociaciones en voz baja por aquí anuncian un probable acuerdo para principios de noviembre mientras en Oriente condenamos a la humanidad al horror otra vez.

Es difícil reflexionar y escribir sobre la pequeña política cuando la «gran» política, que sería la que debería arreglar los grandes problemas del mundo, está tan estropeada. Centrarse en las estrategias de los partidos españoles disputándose miserias y envidias con el apellido de investidura, amnistía, autodeterminación, mientras a 3.138 km de distancia están muriendo todos los días niños y mujeres inocentes bajo las bombas israelíes... pues es complicado.

Son más de 7.000 muertos (cifras del jueves noche) y la cuenta sigue subiendo en un escenario en el que encima no hay periodistas que puedan servirnos de ojos y oídos.

Hay muchas cosas que me extrañan del detonante de esta nueva fase del conflicto. La principal es cómo al mejor servicio secreto del mundo (o uno de los mejores), el Mossad, se le puede escapar una operación en la que terroristas de Hamás burlan todas las medidas de seguridad para atacar territorio israelí y secuestrar a más de 220 personas.

No me cabe en la cabeza y no deja de intrigarme quién puede estar detrás de esta operación.

Bueno... hay reputados corresponsales y analistas que en estas hojas les deben de tener bien informados a diario y no quiero seguir por ahí. Lo único es que, tras haber estado cubriendo la primera intifada del 88 sobre el terreno con mi amigo Ángel Catena, y visitando cada centímetro de esa castigada tierra, resulta difícil no mirar hacia allí cada vez que el conflicto vuelve a estallar. En todo caso, por repetir no pasa nada: sólo habrá paz cuando haya dos estados en igualdad de condiciones.

Decía que la ONU y la UE están fracasando estrepitosamente otra vez, y en España estamos viendo cómo el conflicto es utilizado por unos y otros como argumento político cuando es una tragedia humana.

La derecha, para variar, aprovechando las diferencias entre los socios de la coalición; y éstos, más empeñados en marcar perfil que en buscar soluciones.

Entiendo que en su cabeza están las negociaciones con Junts y que el ruido internacional (perdonen ustedes) hasta no les viene mal del todo para poder seguir negociando con discreción mientras los medios dedican sus primeras planas a la tragedia sin fin.

Parece que el acuerdo estaría cerca, afirman en algunos centros de poder e información de la capital. Incluso se habla de la semana del 6 como «muy relevante e importante».

Lo que está claro es que Sánchez no quiere dejar todo hasta el final para vivir una negociación agónica que nunca sale bien. Por eso ha renovado estos días su alianza con Sumar para acelerar la fase final de los acuerdos que tendrán que llegar.

Yo me voy comprando mientras tanto unos algodones para colocármelos en los oídos, porque el ruido y el volumen va a subir aquí, como se confirme todo esto, hasta niveles insoportables.

Y dará igual que se pongan en valor los avances sociales o la correcta situación económica. Volverán con el «raca raca» (antiguo discurso de Puigdemont) ahora desde aquí con la teoría del «gobierno ilegítimo y de la mentira».

Esperemos mientras hablan por lo bajini aquí, que allá en tierras de Oriente encuentren una luz que les ilumine en el camino a la humanización.

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