Ya estamos cerca de la Navidad y las tradiciones vuelven como cada año. Desde el tió de Nadal, a la visita de Papá Noel o los Reyes Magos. Pero desde hace unos años, se está imponiendo una nueva: la del amigo invisible. Este juego consiste en intercambiar regalos de forma anónima entre un grupo de personas. Puede hacerse entre compañeros de trabajo o estudios, en pandillas de amigos y también en familia, especialmente cuando es grande.
Algunas tiendas ya están haciendo incluso ofertas dedicadas a esta tradición. Incluso ofrecen regalos de menos de treinta euros especializados en este tipo celebración. De hecho, aunque no hay establecido un valor máximo para estos regalos, generalmente se establece entre los quince y los treinta euros.
Cada vez son más las personas que se apuntan a este amigo invisible. Desde compañeros de clase, hasta colegas del trabajo, pasando por vecinos de un edificio de viviendas. No hay límites para el amigo invisible.
Una de las cuestiones más importantes es saber quién regala a quién. La práctica del ‘amigo invisible’ suele incluir escribir los nombres de los participantes en papelitos y sortear quién regalará a quién de forma secreta. Posteriormente, se establece un plazo para comprar o crear el regalo, manteniendo en secreto la identidad del remitente hasta el momento de la revelación. Pero la novedad de este año es que de este sorteo se puede encargar la inteligencia artificial. El propio sistema analiza los perfiles de cada usuario y elige a las personas más compatibles para regalarse este amigo invisible. Quién decida hacerlo lo puede practicar usando herramientas como ChatGPT, Copilot o Gemini, y que son los sistemas más nuevos y fáciles de utilizar.
¿Pero de dónde viene esta tradición? Pues hay diversas teorías. La primera es la llamada teoría romana. Se remonta a la Roma antigua, a las fiestas en honor del dios Saturno llamadas Saturnales. Estas celebraciones eran conocidas por sus banquetes, juegos y por el intercambio de regalos. En concreto, se hacía un juego llamado strenae, que algunos historiadores consideran como el precursor del amigo invisible moderno porque los participantes intercambiaban regalos de manera aleatoria.
También existe la teoría de una tradición cristiana medieval: en el siglo IV, un obispo llamado Nicolás dejaba regalos en secreto a los necesitados. La leyenda de San Nicolás, que posteriormente evolucionaría en la figura de Santa Claus, enfatiza la idea de dar sin esperar reconocimiento. Esta idea de generosidad anónima es clave en el amigo invisible, donde el donante permanece en secreto hasta el momento de la revelación.
Pero hay más posibilidades. Hay otra teoría es la que nace en los países nórdicos, dónde existe una costumbre navideña llamada Julklapp, una palabra compuesta por jul (Navidad) y klapp (golpe), que guarda similitudes importantes con el amigo invisible. Esta tradición consiste en que los participantes dejan regalos anónimos en las puertas de sus vecinos, tocan el timbre o golpean la puerta y huyen para mantener el anonimato.
Y finalmente otra vía. La llamada leyenda norteamericana del ‘Santa Claus secreto’. Es el caso de un filántropo llamado Larry Dean Stewart, quien se hizo famoso en la década de 1970 por repartir dinero de forma anónima a personas necesitadas durante la época navideña. Este hombre pasó a ser conocido como el ‘Santa Claus Secreto’. Su generosidad anónima reforzó la idea de dar sin esperar nada a cambio y sirvió de inspiración para que otras personas hicieran lo mismo.
Sea como sea esta tradición, que cada vez se impone más, es una maravillosa forma de festejar la Navidad. De esta manera, se hace efectivo el lema de que todo el mundo merece recibir una pequeña alegría durante estas fiestas, independientemente de su situación.
