La decadencia de Tarragona y el POUM

05 abril 2023 21:01 | Actualizado a 06 abril 2023 07:00
Jaime Climent Dewit
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Todos los tarraconenses tenemos, lamentablemente, ejemplos de la decadencia de nuestra ciudad. Esto no es nuevo. Hay quien fecha la aceleración de esta degradación en la última década, aunque para nosotros no es importante buscar culpables y sí lo es encontrar soluciones.

Las propuestas deben venir de los dirigentes políticos municipales y estamos a las puertas de unas elecciones que determinarán la composición del Ayuntamiento para los próximos cuatro años.

Es en este sentido que se crea la asociación Creix Tarragona, para concienciar a los tarraconenses de que la decadencia en la que estamos inmersos no es un castigo bíblico inapelable. Se puede salir de ella, si antes salimos de nuestro letargo y abulia y espoleamos a nuestros políticos en campaña electoral para que ejerzan una de sus más importantes obligaciones: la pedagogía. Queremos que sitúen el debate electoral en sus propuestas para revertir esa situación de caída libre de nuestra ciudad. Éste es el motivo de la campaña iniciada: Stop decadencia Tarragona, e invitamos a todos los ciudadanos de Tarragona a examinar el decálogo sobre el que gira en la página web stopdecadenciatgn.com.

Queremos que sitúen el debate electoral en sus propuestas para revertir esa situación de caída libre de nuestra ciudad

Una de las herramientas más importantes que tiene un Ayuntamiento es el Plan de Ordenación Urbanística Municipal (POUM). El POUM es trascendental porque integra la planificación de los próximos 30 o 40 años en materia de urbanismo, equipamientos municipales, infraestructuras y vivienda, modelando nuestra ciudad del futuro, su actividad económica y su población.

En el caso de Tarragona, el último POUM aprobado, con 26 votos a favor y una abstención, fue en 2013, pero está actualmente anulado por el TSJC y el TS. Por lo tanto será el Ayuntamiento que resulte de las elecciones del próximo 28 de mayo el que tendrá la responsabilidad de establecer la planificación de nuestra ciudad para los próximos decenios.

En este contexto, el Ayuntamiento que termina el próximo mes de mayo ha propuesto un POUM, en fase informativa, que hasta la fecha ha obtenido unos apoyos de 13 o 14 de los 27 concejales que componen el Pleno. No nace con el consenso deseable para el establecimiento de la ciudad del futuro. Además, esta falta de consenso podría relacionarse con la ausencia de ambición del futuro POUM, ya que el paradigma con el que nace no es el crecimiento, sino el decrecimiento.

Es sobre estas dos cuestiones, consenso y crecimiento, que deben pronunciarse los políticos que aspiren a formar parte del Ayuntamiento los próximos cuatro años, porque serán los responsables de definir nuestra ciudad para los próximos 40 años.

Consenso porque no puede decidirse cómo va a ser Tarragona con el apoyo de menos de la mitad de los tarraconenses. En la conformación de este consenso no basta con afirmaciones demagógicas, que aparentemente puedan concitar apoyos de manera intuitiva, pero que no son más que meros engaños. Por ejemplo: aumentar las zonas verdes en Levante. No es cierto.

Tarragona decrece, pese a la llegada estos años de 30.000 habitantes de fuera, cuando crecen los municipios de alrededor

Que se dejen como terrenos rústicos abandonados, yermos, zonas enteras de la ciudad, no las convierte en zonas verdes. Son terrenos privados y las zonas verdes son terrenos municipales, públicos, como el Parc de la Ciutat o el Camp de Mart.

Para poder liberar la playa Larga, que pase a ser suelo público; para poder conseguir que los bosques alrededor de Cala Romana y Bosques de Tarragona sean de todos y no particulares, es necesario desarrollar urbanísticamente esa zona, la zona de Levante, con todas las garantías de sostenibilidad, con una buena planificación que garantice un crecimiento ordenado proporcionando las necesidades de inversión, suelo público y vivienda social.

Crecimiento porque es necesario crecer, todo lo ordenadamente posible, para poder proporcionar el dinamismo y el desarrollo económico y social que necesitamos. A principios del siglo XXI se previó una ciudad de 180.000 habitantes para 2030. Hoy estamos a 50.000 habitantes de esa previsión. Tarragona decrece, pese a la llegada estos años de 30.000 habitantes de fuera, cuando crecen los municipios de alrededor. Nuestra ciudad «centrifuga población», en atinadas palabras de un líder político municipal en precampaña.

¿Cómo vamos a crecer si no planificamos el modo en que queremos hacerlo? La propuesta de POUM del gobierno municipal saliente sólo prevé crecimiento en Poniente. Está muy bien prever inversiones y desarrollo urbanístico en una zona de Tarragona... pero ¿y las demás? ¿Y el Norte? ¿Y Levante? ¿Y el Centro? Una buena planificación de desarrollo por Levante, por ejemplo, proporcionaría equipamientos, inversiones (en el POUM de 2013 se previó infraestructuras que hubieran evitado las inundaciones en la Arrabasada y en la Larga el último día de Santa Tecla, que el Ayuntamiento no puede realizar), reducción de costes en la prestación de servicios en todas las urbanizaciones de Levante...

Una ciudad cohesionada, se nos dice desde una perspectiva de apología del decrecimiento, cuando sólo propone desarrollo urbanístico por Poniente, que es la única forma de conseguir viviendas sociales. ¿No puede haber previsión de vivienda social en Levante? ¿De verdad creemos que contribuye a la cohesión social concentrar la inmensa mayoría de la vivienda de protección oficial (VPO) en los barrios de Poniente?

El planteamiento de crecimiento que propone el POUM de 2022 es engañoso, y alguien tiene que decirlo ofreciendo alternativas viables, prudentes y responsables con el medioambiente, la sostenibilidad social y económica, porque los tarraconenses no debemos conformarnos con una clase dirigente instalada en el conformismo de esa decadencia. Un conformismo que puede asegurarles su posición, pero no el bienestar de los tarraconenses.

Desde la asociación Creix Tarragona nos hemos encontrado con muchas dificultades al llevar a cabo la campaña Stop decadencia Tarragona, incluso con la retirada de apoyos de algunas organizaciones. Entendemos que el señalamiento por parte de algunos de meros pretextos formales es sólo una excusa para no romper la hegemonía de la misma decadencia que denunciamos. La ironía no está reñida con la incultura, puede estarlo con la tendenciosidad de quienes quieren perpetuar la decadencia de Tarragona si eso les permite mantener su estatus. Creix Tarragona va a seguir con la campaña porque la motivación que nos llevó a impulsarla sigue existiendo, si cabe con mayor evidencia. Tarragona está en decadencia y los que critican e intentan acallar la voz de quien lo señala constituyen una triste y elocuente expresión de la misma.

«La decadencia no implica una vuelta al pasado;
implica una condena al presente».

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