En una conversación Pedro J. Ramírez me reconoció: «El simple hecho de destacar una noticia en portada, o la manera de titularla, es ya una forma de manifestar nuestra postura, que puede condicionar el juicio del lector. La asepsia está en los quirófanos, no en los periódicos».
Hablábamos de la ‘fábrica de la opinión pública’, los medios de comunicación: diarios, radios y televisiones, lanzando juicios que un gran número de personas hacían propios.
Con Internet y las redes sociales, la fábrica ya no necesita de muchos redactores, edificios, rotativas y demás. Cualquiera puede ser un francotirador, en el buen sentido de la palabra. Pero al consumidor que busque la verdad no se le ahorrará el trabajo de saber de dónde vienen los tiros.