Decía Albert Camus que lo más importante es no perder la esperanza: «No hagamos demasiado caso a los que anuncian el fin del mundo». El 16 de diciembre de 1921, los miembros de la expedición Shackleton-Rowett llamaron a un médico después de que Sir Ernest Shackleton «sintiera un ligero desmayo». Se cree que sufrió un pequeño ataque cardíaco a bordo del Quest, en su cuarta expedición a la Antártida. Shackleton, era el héroe por excelencia, que había conseguido devolver sanos y salvos a todos los miembros de la expedicion del Endurance en 1918. Unos meses más tarde, en la estación ballenera de Grytviken, en la isla Georgia del Sur, los marineros de Shackleton llamaron nuevamente al médico. Murió poco después de un ataque cardíaco. Se dispuso que su cuerpo fuera devuelto a su esposa en Inglaterra. Sin embargo, una vez que Lady Shackleton recibió la noticia de la muerte, consideró que era más apropiado que su esposo fuera enterrado en Georgia del Sur. El cuerpo de Shackleton ya había llegado a Uruguay en ese momento, por lo que tuvo que regresar a Georgia del Sur. El 5 de marzo de 1922, Shackleton fue enterrado en una ceremonia a la que asistieron sus compañeros, los administradores de las cinco estaciones balleneras de Georgia del Sur y un centenar de pescadores y marineros. Shackleton nunca perdió la esperanza. En el peor de los mundos, aguantó.
Shackleton
17 diciembre 2024 19:23 |
Actualizado a 18 diciembre 2024 07:00
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