Fronteras

Hans island se encuentra en el estrecho de Nares, entre Groenlandia (territorio autónomo de Dinamarca, pero que puede acabar en la cesta de la America First de Donald Trump) y Canadá (país independiente, aunque tienen por rey al rey de Inglaterra, pero que es pretendido por la America First que puede acabar pidiendo La Boella y el Vinyet si alguien no lo detiene). La disputa territorial entre Dinamarca y Canadá por la isla hace años que está en curso, pero se ha mantenido amistosa y desenfadada. Militares de ambos países han visitado la isla ocasionalmente para retirar la bandera del otro bando y dejar una botella de aguardiente (daneses) o güisqui (canadienses) como gesto de humor y diplomacia. Esta gestión amistosa de la disputa se ha convertido en un símbolo de cómo dos naciones amigas pueden gestionar sus diferencias con humor y cooperación. Pero no todas las disputas entre países ‘civilizados’ son tan cool. A pesar de las apariencias, hay tratados de más de 500 años que tienen a los países en vilo. Gibraltar, por ejemplo, pero no solo. Entre Italia y Francia pasa lo mismo. Entre Austria e Italia... Las fronteras, como las cicatrices, duelen, tardan en curar y al mínimo gesto, se abren de nuevo y supuran sangre.