Algo habrá que hacer en este país para solucionar el problema del acceso a la vivienda, un asunto al que parecemos habernos resignado y que sin embargo es de extrema gravedad, pues impide la emancipación de nuestros jóvenes y, con ello, el desarrollo de sus proyectos vitales, a a vez que expulsa a los más vulnerables de este derecho reconocido por esa Constitución a la que con tanta pasión nos aferramos –se aferran– para defender otras cosas menos para algunos más trascendentales. Y es que resulta imposible no estremecerse con casos como el de esa mujer de 78 años de Barcelona que ha sido desahuciada –al desalojo acudieron una comitiva judicial y agentes de los Mossos, aunque se ejecutó sin incidentes– del piso en el que ha vivido más de cincuenta años porque debía 88,80 euros a los propietarios. Sí, han leído bien, 88,80 euros. Blanca, que así se llama esta mujer, ha sido enviada a una pensión y los próximos días le darán permiso durante un rato para volver al piso donde vivía para recoger sus pertenencias –como si fuera sencillo recoger las pertenencias de 50 años de vida y meterlas en una maleta–. Tras el desahucio se halla la decisión de la propiedad del piso de exigir un alquiler de mil euros, frente a los 340 que pagaba hasta ahora Blanca. Y claro, a la mujer, que percibe una pensión de unos 500 euros –sí, también algunas pensiones deberían revisarse–, le resulta del todo imposible hacer frente a esta cantidad. Es posible que los propietarios estén en su derecho de pedir un alquiler acorde a lo que marca el mercado y puede ser comprensible que quieran rentabilizar su inversión, pero lo que no es de recibo es sacar de su casa por la fuerza a una mujer por una deuda de ¡88,80 euros! En fin...
Desahuciada por una deuda de 88,80 euros
03 febrero 2024 18:47 |
Actualizado a 04 febrero 2024 14:00
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