Europa lleva a AstraZeneca a los tribunales

La Comisión Europea tiene no solo el derecho, sino también el deber de velar por la salud de sus ciudadanos

27 abril 2021 09:10 | Actualizado a 27 abril 2021 10:00
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Finalmente, las desavenencias entre la Comisión Europea y la farmacéutica anglosueca AstraZeneca por la deficiente entrega de vacunas se dirimirán en los tribunales. Bruselas entiende que la farmacéutica no ha respetado «algunos términos del contrato y que no ha estado en posición de aportar una estrategia confiable para garantizar las entregas de las dosis». Es el último capítulo, por ahora, de una relación que se ha caracterizado por la polémica y que tiene gran parte de la culpa del retraso del proceso de vacunación en Europa.

El enfrentamiento tiene su origen en la aparente incapacidad de AstraZeneca de responder a la cantidad de dosis contratadas. De hecho, la farmacéutica sólo ofrecerá en el primer semestre del año un tercio de las dosis firmadas con la Unión Europea –entregó 29,8 millones de vacunas en el primer trimestre y prevé entregar solo 70 millones más en el segundo, frente a los 300 millones de dosis prometidas–. Pero, además, Bruselas entiende que AstraZeneca no jugó limpio y que enviaba a otros destinos las dosis que en teoría debía de fabricar para la UE.

Ante los primeros retrasos, la Comisión creó un mecanismo para retener la exportación de vacunas producidas en territorio comunitario, pero en marzo se retuvieron en Italia un total de 29 millones de dosis que AstraZeneca supuestamente pretendía enviar fuera de Europa. «Nuestra prioridad es garantizar que se producen las entregas de vacunas para proteger la salud de la UE. Cada dosis de vacuna cuenta. Cada dosis salva vidas», declaró la comisaria de Salud, Stella Kyriakides, para argumentar los motivos que han hecho que la CE lleve a AstraZeneca a los tribunales.

Desde luego, no es admisible el comportamiento de la farmacéutica, que ha desarrollado su vacuna gracias a una suculenta aportación de dinero público, en gran parte procedente de la UE. Las autoridades europeas tienen no solo el derecho, sino también el deber de velar por la salud de sus ciudadanos. Y, al mismo tiempo, es una oportunidad para hacerse valer y recuperar parte del prestigio perdido.

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