La encuesta poselectoral que el CIS publicó el pasado miércoles contiene elementos inadecuados ya que su publicación tardía induce a error. En efecto, el sondeo sobre la cotización de los nuevos alcaldes surgidos de las elecciones de mayo celebradas el 24 de mayo se elaboró entre el 27 de mayo y el 23 de junio, es decir, cuando los alcaldes aún no eran alcaldes o cuando éstos llevaban apenas unos días en el cargo. La realidad es que algunos de esos alcaldes se han desgastado rápidamente, por lo que la sorpresa que han producido las altas puntuaciones consignadas por el CIS está más que justificada. Aunque después, una vez leída la letra pequeña, se ha entendido todo: las puntuaciones eran extemporáneas. Como es lógico, el CIS ha especificado también esta vez con claridad cuándo se realizó el trabajo de campo, pero la pregunta sigue siendo pertinente: ¿a qué viene publicar ahora tales datos, que otorgan como es natural un poco pertinente balón de oxígeno a algunas autoridades municipales que ya son objeto de fuerte contestación? La demoscopia se ha instalado como un instrumento fundamental para tomar el pulso a la opinión de la ciudadanía entre períodos electorales. El CIS, el principal y más prestigioso organismo para realizar esta labor, es una institución sufragada con los impuestosde los contribuyentes, y es por tanto exigible que no contribuya a crear confusión y que sea riguroso en el uso del dinero público.
Encuestas que pagamos entre todos
Una encuesta extemporánea del CIS ha otorgado unas valoraciones a alcaldes que ya están más que cuestionados
19 mayo 2017 21:33 |
Actualizado a 22 mayo 2017 12:09
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