Hace unas semanas este Diari llevaba en letras muy grandes –quizás demasiado grandes para algunos– la palabra «hartos» como único titular. El hartazgo se dirigía esta vez al increíble e intolerable servicio que reciben los ciudadanos de Tarragona y Terres de l’Ebre por parte de RENFE y ADIF. Miles de personas necesitan de una correcta conexión ferroviaria para poder desplazarse a sus trabajos, a hacerse una prueba médica, a visitar a alguien o, sencillamente, porque les da la gana ir de un lugar a otro, que tampoco son necesarias las razones de vida o muerte para que un tren funcione. Ese día, ya sabíamos todos que estaba por llegar la Tormenta Perfecta.
La acumulación de retrasos en las obras pendientes de ejecutarse, la falta de inversión, la nula planificación de las infraestructuras y esa responsabilidad difuminada entre administraciones y entes: central-autonómica-ADIF-RENFE, genera una sensación de impotencia en los ciudadanos y una impunidad total de los responsables. ¿Quién es el responsable de este desaguisado? Silencio. O los unos que se señalan a los otros. Lo cierto es que a finales de septiembre viviremos una situación inimaginable: no habrá trenes para ir a Barcelona en cinco meses. Pero, por si fuera poco, tampoco las soluciones parecen claras, y para más inri las proponen las plataformas de afectados como es el caso de Mercaderies per l’Interior o Dignitat a les Vies. Es decir: el problema lo provoca la catastrófica gestión de la administración central y las soluciones las proponen los ciudadanos. Podríamos comprender que las obras son necesarias y que de una vez por todas hay que llevarlas a cabo, pero lo que no podemos aceptar es que se anuncien de forma casi clandestina, que nadie dé la cara y que no se propongan soluciones ya, para evitar que los únicos que acaben pagando sean los ciudadanos. Pedro Sánchez, Pere Aragonès, Carles Puigdemont, Salvador Illa, Nuñez-Feijoo, Yolanda Díaz... no los enumeraremos a todos, pero que nos escuchen bien: ¡Soluciones YA!