La aprobación crítica siempre ha sido la base de cualquier pacto político. Nadie, ninguna formación política aprueba un pacto con devoción y creencia ciega. Al menos, no en los sistemas democráticos. Cualquier pacto requiere un sí crítico, y también -hay que decirlo- un sí autocrítico. Porque de eso se trata, de tener la capacidad suficiente para cumplir lo pactado: Pactas Sunt Servanda. Los pactos están para cumplirlos. Por eso requieren en todas las formaciones que los suscriben lealtad, previsibilidad y coherencia.
Lo importante es intentar un gobierno que nos permita a todos proyectarnos en un futuro sin añadir más incertidumbres
Con tanto sí crítico, nos hemos olvidado que en realidad todo este ejercicio es una redundancia de lo que supone asumir el compromiso de poner en práctica un programa político con tus adversarios. Esa es su grandeza. No se trata de gobernar con los afines, eso suele ser relativamente sencillo (aunque no siempre ni por definición). Se trata de gobernar el bien común desde posiciones que han sido antagonistas en el pasado pero que comparten un posicionamiento social e ideológico que les permite intentar gobernar en cooperación y en coherencia. Esto también es importante: recordar que los ejes ideológicos pueden ser el «eje nacional» (independentista-españolista) o el «eje social» (derechas-izquierdas). Y tan legítimo lo es el uno como el otro. En definitiva lo importante es que alguien pueda intentar un gobierno que nos permita a todos proyectarnos en un futuro sin más incertidumbres de la que ya nos proporciona el resto del mundo. Añadir más incertidumbre es irresponsable. Y ahora es el momento de la responsabilidad. Las formaciones políticas -como decíamos ayer- deben dejar de lado los aspavientos. Eso no será posible hasta que todos los parlamentarios elegidos -incluido Carles Puigdemont y Lluís Puig- puedan sentarse en sus escaños. Pero el propio president Puigdemont debe aceptar la legitimidad del gobierno que se dibuja. No es el que el independentismo sueña, pero los gobiernos se deciden en las urnas. Pactas Sunt Servanda.