Elecciones en EEUU, un duelo cansino

01 marzo 2024 21:11 | Actualizado a 02 marzo 2024 14:00
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La próxima elección presidencial en la primera democracia del mundo, Estados Unidos, tiene todas las trazas de convertirse en una repetición de la de 2020: Joe Biden contra Donald Trump, un duelo cansino entre dos candidatos que se resisten a la jubilación y todavía quieren decir su última palabra. El actual presidente se presenta para defender la democracia frente a la amenaza populista y nacionalista que encarna su rival. A pesar de lo que está en juego, la salud de la república, el anuncio no ha despertado grandes entusiasmos. Biden tiene a favor hacer campaña desde la Casa Blanca. La inercia electoral suele llevar a otorgar dos mandatos, y no solo uno, a los presidentes. Para él, se trata no tanto de ganar como de no perder. Sin embargo, sus índices de popularidad son bajos. No ha conseguido su principal objetivo, hacer disminuir la polarización, es decir, la profunda división del país en dos mundos paralelos y enfrentados. La política sigue siendo tóxica.

El 70% de los ciudadanos piensa que a sus más de 80 años y con sus lapsus Biden no debería aspirar a realizar el trabajo más extenuante del mundo

A cambio, Biden ha sido capaz de impulsar la economía, mediante la aprobación de varias leyes de estímulo económico. El principal éxito que puede exhibir ha tenido lugar en política exterior, el acierto de tejer y encabezar una coalición de cuarenta países que frene la agresión rusa en Ucrania, aunque su posición que impide un alto el fuego en Gaza amenaza con restarle muchos apoyos, sobre todo por parte de los árabes y de los jóvenes. Además, el 70% de los ciudadanos piensa que a sus más de ochenta años y con los lapsus de memoria que ha sufrido no debería aspirar al trabajo más extenuante del mundo. Quizá debiera haber dejado la tarea en manos de Kamala Harris, que atrae el voto de mujeres, jóvenes y miembros de la minoría afroamericana, todos ellos muy importantes para frenar a Trump, un aspirante a candidato sin reglas. El expresidente quiere la revancha y utiliza la larga lista de causas judiciales que tiene pendientes a su favor, como si fuera una víctima del sistema. Ambos, Biden y Trump, demuestran a sus años que el poder es adictivo.

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