Golpe del Tribunal Supremo a la Banca. Una nueva sentencia hecha pública ayer ha fijado cuándo empieza a correr el reloj para que los ciudadanos afectados por las cláusulas abusivas de los gastos de sus hipotecas –gestoría, notaría y registro de la propiedad– puedan reclamar su devolución: será desde que haya una sentencia en firme. Con este fallo, el Supremo abre la puerta a miles de reclamaciones que puedan ser indemnizadas, después de varios años de confrontación con la banca a la hora de establecer desde cuándo se inicia este procedimiento. Esto supone una nueva oportunidad para los clientes, que en cientos o miles de casos dedicaron horas y horas a recabar documentación, con la esperanza de que su entidad les devolviera los importes de las cláusulas abusivas. Un esfuerzo que, si bien en algunos casos ha dado sus frutos, en muchísimos otros no ha servido de nada porque la banca, tan hábil como siempre, se los quitó de encima, enviándoles un breve mensaje donde les informaba de que la historia ya había prescrito. Que iban tarde y que no había nada que hacer.
Los gastos de gestoría, notaría y de registro de la propiedad –los abusivos– ya no prescriben. El tiempo vuelve a correr
Es un juego muy hábil. Lograr que las cosas sean tan complejas hace que mucha gente se quede por el camino. Por un tema de comprensión: no todo el mundo entiende cómo proceder en estos casos. Por una cuestión económica: no todos tienen recursos para pagar a un profesional que pueda ayudarles con las gestiones. Y por puro agotamiento: ¿cuántas personas han desertado, con la sospecha de que las horas que le dedicarían les llevarían a un callejón sin salida y no les serviría de nada? Ahora, parece que se abre una nueva oportunidad. Y la pregunta es, ¿cuánta gente estará dispuesta a reabrir capítulo? ¿De qué sentencia firme se trata? Es importante leer la letra pequeña y, sobre todo, tener claro el mensaje que puede leerse en esta nueva sentencia que sigue el camino marcado por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea: la regla de que prescribe a los diez años ya no se sustenta. La excusa de «llegas tarde» dejará de servir.