El Nàstic necesita mayor respaldo institucional

La derrota del Nàstic del sábado pasado va a tener consecuencias. No las que hubiésemos querido. No las que teníamos casi en la mano hasta el minuto final fatídico. Serán unas consecuencias que pueden pesar gravemente en el club, en la ciudad y en los aficionados. Hay que preparase para ello. Mentalizarse de lo que nos puede caer encima. Pero hay que dejar que sean las instancias del fútbol y sus reglamentos los que decidan. Las leyes están para cumplirlas, aunque toda ley exige un principio de equidad en su aplicación. Si la Real Federación Española de Fútbol opta por la ejemplaridad en las medidas que va a tomar, ha de tener presente que toda ejemplaridad debe llevar acarreada un principio de ecuanimidad. La injusticia se detecta al instante y es inaceptable. No por ser pequeño, la RFEF tiene impunidad con el Nàstic. Al contrario. Ha de ser más cuidadosa que nunca. Pero en el momento de la valoración de los hechos, que se describen en el acta arbitral, no hay que olvidar el contexto en el que se producen. Aparecen varios elementos de difícil comprensión. En un partido en el que hay tanto en juego, ¿Cómo es posible que no exista el VAR? ¿Por qué no se recurre a árbitros profesionales sin historial? ¿Tan difícil es prever las consecuencias de estas no-decisiones? O ¿Es que ya estaba todo preconcebido? ¿El Málaga era el candidato del establishment? Las diferencias entre el club andaluz y el Nàstic son abismales. Sólo cabía mirar al palco. Junto a los directivos granas, el presidente de la Junta de Andalucía. La soledad del Nàstic era obvia. De todas formas, estas dudas no son para excusar nada ni a nadie. Los insultos, las amenazas y las agresiones no tienen ninguna justificación. Las cometa quien las cometa. Si son ciertas –y las actas arbitrales son como los atestados de la policía– son muy graves. Y, si son ciertas, van a tener unas consecuencias muy negativas. Pero el Nàstic es un equipo que no tiene el respaldo institucional necesario para defender sus intereses. Y esto sí que está probado.