El Camp de Tarragona que es una de las zonas más dinámicas y estratégicas del sur de Europa, se encuentra en una etapa de transformación y crecimiento que podría consolidar su posición como un motor económico y social para toda la región. Nuestra ubicación privilegiada, cerca del mar Mediterráneo, con grandes infraestructuras de transporte y nuestra fuerte tradición industrial y turística, nos hacen muy atractivos para futuras inversiones y proyectos de desarrollo.
Tenemos la lista de proyectos en mente. Pero a medida que nos vamos enfrentando a desafíos económicos, sociales y medioambientales, el futuro del Camp de Tarragona y su área metropolitana depende de cómo gestionemos los proyectos de inversión y de cómo integremos la innovación y la sostenibilidad en los planes de desarrollo. Hay elementos esenciales: una alta densidad de población, un fuerte componente industrial y una creciente importancia en el sector turístico. Sin embargo, aún existen retos relacionados con la cohesión territorial y la mejora de la conectividad entre los distintos municipios.
La integración de este conjunto urbano en una red más eficiente de transporte y la coordinación de nuestras políticas urbanísticas son claves para el futuro. Impulsar el Corredor del Mediterráneo, potenciar el Aeropuerto de Reus, el crecimiento de El Port de Tarragona. Impulsar la URV como motor de innovación, crear las infraestructuras de movilidad que se necesitan. El turismo deportivo, el familliar, el tursimo del interior atraido por lugares mágicos como el Priorat. Polos de atracción únicos. Uno de los periodistas más importantes de Catalunya dijo ayer por la mañana en su programa de radio que si «el resto de Catalunya conociera Tarragona, se daría cuenta que es un territorio fabuloso». Los somos. Ahora hace falta dar los pasos decisivos. Para ellos sabemos que detrás de todo gran proyectos siempre hay personas. Son el factor humano, los reactivos que permiten que la química ocurra, que la magia ocurra. Estos factores humanos son los alcaldes del territorio que han decidido que ahora sí, esta va ser la década decisiva. No sin esfuerzo, generosidad, debate, discrepancias (siempre bienvenidas) y reflexión. Ningún proyecto escapa a este factor. Pero en juego está el futuro de todos.