A Renfe lo salvan las personas (y los buses)

01 octubre 2024 21:04 | Actualizado a 02 octubre 2024 07:00
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Ramsés y María, y Marc y Anna. Los nombres podrían llenar el editorial como han llenado más de 20 páginas de este periódico. Porque lo importante siempre, siempre, siempre, son las personas. El corte de las vías por los trabajos en el túnel de Roda de Berà que se iniciaron ayer afecta a la vida de miles de personas. Las diferentes autoridades y responsables políticos han podido respirar aliviados.

El caos ha existido, pero no se lo ha llevado todo por delante. El operativo ha funcionado si analizamos de una forma global la totalidad de la jornada. Si usamos el gran angular, podremos decir, como han dicho desde la consellera Panenque hasta el presidente de Renfe, Raül Blanco, que la jornada les ha dejado moderadamente satisfechos y que tomarán nota de las cosas a mejorar, y que estarán atentos a cualquier situación que surja. Sí, pero el diablo siempre se esconde en los detalles. Si usamos el foco, si enfocamos a cada una de las personas que ayer intentaron llegar por la mañana a Barcelona, o regresar por la tarde, la cosa cambia. Porque todos -casi todos- de una manera u otra vivieron una situación que les afectó. Primero la novedad, el encontrar el buen bus, la incertidumbre.

Hemos tenido que llegar a una situación excepcional para obtener servicios de transporte razonables como los buses directos

Ciertamente, ayer el transporte público respondió, pero también es cierto que el número de pasajeros era inferior al normal. Que en algunos casos, como se puede leer hoy, fueron los viajeros (uno de nuestros periodistas) los que guiaron a los conductores de los buses que no sabían dónde estaba la estación de Sant Vicenç de Calders, que en otros casos el habitual retraso, se añadió a la incomodidad de tener que cambiar de medio de transporte. Porque ayer no pasó nada que no se supiese antes. Porque el caos ferroviario no era algo que empezase el 1 de octubre. Ese caos lo llevamos viviendo y sufriendo desde hace años. Es cierto que no sólo sufre la demarcación de Tarragona, pero lo sufre especialmente Tarragona. También hay buenas noticias de las que felicitarse: el Avant de Tortosa debería ser habitual, no una rareza. Y debería tener las 4 frecuencias diarias. Como bien han funcionado los buses directos de Tarragona a Barcelona. Algo que tampoco necesitaba de una situación así para normalizarse. Como los precios adecuados, como las frecuencias necesarias. Hemos tenido que llegar a esto para obtener servicios de transporte razonables.

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