Cierra mi programa favorito: el que conducía Josep Cuní tres horas cada noche. Los problemas económicos explican, al parecer, que el Grupo Godó no lo mantenga.
Será una pena: me encantaban sus tertulias en las que ocurría algo milagroso: los participantes no se interrumpían unos a otros. La personalidad de algunos tertulianos era otro aliciente: la fogosidad de Manolo Milián, la serenidad y humor fino de Lluís Foix, el apasionamiento de Pilar Rahola y Xavier Vidal-Folch, la precisión del corresponsal jurídico Josep Maria Brunet, la experiencia amable de Fernando Ónega, los reportajes culturales de Jordi Julià…
No solo perderé de vista caras amables y amigas, sino también la oportunidad de asistir a una tertulia política plural, cosa más de agradecer en estos momentos. Desde ahora tendremos que ir cambiando de cadena varias veces la misma noche para saber argumentos de unos y otros.