Rubén Viñuales será investido el próximo 17 de junio como el quinto alcalde de Tarragona desde la recuperación de la democracia tras Josep Maria Recasens (PSC), Joan Miquel Nadal (CiU), Josep Fèlix Ballesteros (PSC) y Pau Ricomà (ERC). El candidato socialista logró ayer una clara victoria tras sumar el 27% de los votos y auparse hasta los nueve concejales, una cifra que le da un cómodo margen para hacer realidad el sueño que persigue desde 2015: tener la vara de alcalde. No hay mayoría alternativa.
Tras perder en 2019 en detrimento de Pau Ricomà (ERC) la alcaldía que Josep Fèlix Ballesteros había ostentado desde 2007, ahora el PSC recuperará el liderazgo de la ciudad solo cuatro años después, haciéndolo, además, sin necesidad de pactar inicialmente con nadie. Como mínimo, hasta pasadas las Generales de final de año. Será en ese momento cuando deberá valorarse si un ejecutivo con solo nueve de los 27 ediles será suficiente para aprobar el presupuesto, los modificativos de crédito y la gestión del día a día. Nubarrones aparte, ayer se hizo buena la Operación Viñuales que se inició hace dos años y medio.
Pese a que la participación bajó un 11% respecto a los comicios de 2019, los socialistas lograron mantener la práctica totalidad de su número de apoyos –más de 13.000–, principalmente por el derrumbe de la exformación de Viñuales: Ciutadans, que desaparece del pleno.
¿Castigo al actual gobierno?
Por su parte, los otros grandes ganadores de la noche electoral fueron PP y Vox, que entre los dos suman siete concejales. Los populares, que venían de una tendencia a la baja desde hacía años, vuelven a sonreir tras contrastar que la estrategia de Feijóo de apostar por una viueja rockera como Maria Mercè Martorell ha sido un éxito, volviendo a números propios de la época de Alejandro Fernández y Francesc Ricomà con cuatro ediles. Paralelamente, Vox se convierte en la gran sorpresa de la jornada, aterrando en la Plaça de la Font con tres ediles y como cuarta fuerza. PP y Vox se convierten, pues, en el tsunami de un mandato que, a partir del 17 de junio, hará borrón y cuenta nueva de los cuatro años del gobierno Ricomà en la Plaça de la Font.
De hecho, los resultados de ayer suponen un duro varapalo para el actual ejecutivo, que pasa de tener una representación de 12 ediles entre ERC, Junts y CUP a contar solo con nueve el próximo mandato: ERC baja uno hasta los seis concejales, la CUP desaparece con sus dos ediles y Junts se mantiene y no logra ser la tercera vía entre socialistas y republicanos, quedándose con tres sillas en el pleno. El divorcio con el PDeCAT perjudicó las aspiraciones de crecer de los de Puigdemont. Todo ello, junto al derrumbe de las cupaires, comportará que Ricomà sea el alcalde más breve de la historia reciente de la ciudad y que, además, se acelere el proceso para encontrarle relevo de cara a 2027.