Un 45% de las empresas ha realizado cambios de envergadura en su estructura organizativa con motivo de la Covid, frente a un 40% que no lo ha hecho y un 15% que estima como moderados los cambios realizados, según el estudio Cómo el Covid está obligando a los CEO’s a cambiar el diseño de la estructura organizativa.
Este estudio, que aborda doce temas relacionados con el diseño y funcionamiento de la estructura organizativa en entornos como el Covid, ha sido realizado por Antonio Núñez, Senior Partner en Parangon Partners y Luis Huete, profesor del IESE Business School, y pretende analizar las claves del impacto de la crisis post Covid en el cambio de las estructuras organizativas de la empresa. También analiza aspectos como los cambios más frecuentes, quién los realiza y quién tiene el poder, en qué dimensiones se basan o los principales mecanismos de coordinación.
Entre las principales conclusiones de este informe destacan que los cambios más frecuentes en la estructura han sido la centralización de la toma de decisiones en un comité de crisis, el aumento de frecuencia de los comités de dirección, la potenciación del papel de las unidades de negocio para revitalizar los ingresos y el empoderamiento de los niveles jerárquicos más bajos para que tomen decisiones.
Por el contrario, los cambios organizativos menos frecuentes han sido la eliminación de alguno de los comités más ligados al largo plazo de la empresa que se utilizaban en el pasado, la reducción de la estructura directiva amortizando puestos directivos, la potenciación de una red informal que conecte el conocimiento disperso en la organización y el aumento del poder de los directivos encargados del control de costes.
Otra de las conclusiones extraídas del informe es que el diseño de estructuras, y su buen funcionamiento, son posiblemente las tareas más importantes de un CEO. «Un CEO tiene la responsabilidad de que la estructura de poder sea coherente con el contenido de la estrategia y de lograr que la estructura organizativa funcione, es decir, ejecute bien», explica Antonio Núñez.
Además, el estudio muestra que el diseño de estructuras es una de las tareas más importantes de los primeros ejecutivos. Según el profesor del IESE Luis Huete, «las empresas necesitan que sus directivos sepan diseñar con acierto estructuras organizativas, y que además hagan una supervisión cercana y eficaz de la gestión realizada por las personas que aparecen en el organigrama».
Asimismo, el informe revela que una estructura conlleva la creación de órganos colegiados, la elección de integrantes cualificados, y la creación de una buena dinámica de trabajo en equipo, ya que es en los órganos colegiados donde se ha de compartir el poder y la responsabilidad de decidir, ejecutar y controlar.
«Las empresas necesitan que sus directivos sepan diseñar estructuras organizativas» (Luis Huete, Profesor del IESE Business School)Núñez explica que «compartir autoridad, poder e influencia con la estructura organizativa requiere inteligencia, nobleza y generosidad. La decisión de compartir es lo correcto y además lo inteligente. Es una expresión del ‘egoísmo’ inteligente que hace posible que lo bueno para la empresa acabe siendo también bueno para el que toma esa decisión».
Otra de las conclusiones es que la principal responsabilidad de los equipos que forman parte de la estructura es asegurar la salud, presente y futura, de sus empresas; hacerlas cuasi inmunes a los sobresaltos del mercado. Por ello, esta tarea requiere directivos competentes que trabajen en estructuras que potencien el trabajo en equipo y la agilidad en la toma y ejecución de las decisiones.
Huete revela que «los CEOs hacen un gran servicio a sus empresas cuando traducen con acierto las cambiantes prioridades estratégicas en responsabilidades y reportes. Ese servicio es aún mayor cuando tienen la versatilidad de modificar la estructura si el cambio de la estrategia así lo requiere y de ayudar a ganar en agilidad en la ejecución».
Ya advertía Peter Drucker que la mejor organización no asegura los resultados, pero que una estructura equivocada es una garantía de fracaso. Son tiempos de estructuras que empoderen más a las personas y que por tanto obliguen a desarrollar de manera más decisiva el talento en la organización.