Scandraw es la primera spin off creada en la Escuela de Arquitectura de la URV nacida a partir de los múltiples trabajos que han ido desarrollando a lo largo de más de seis años dentro del grupo de investigación PATRIARQ-CAIT. Formada por tres arquitectos comprometidos con la conservación y protección del patrimonio histórico, Albert Samper (Tarragona, 1984), Cèlia Mallafré (Reus, 1992) y David Moreno (Tarragona, 1995), reconocen que a raíz de esos proyectos han conseguido especializarse en levantamientos arquitectónicos, especialmente de patrimonio de interés nacional e internacional. «El conocimiento que hemos ido adquiriendo estos años en estas técnicas, nos ha dado pie a llevarlo a la sociedad en formato de empresa derivada, porque creemos que podemos aportar un valor añadido a la ciudadanía, que además reporte en nuestro patrimonio, que es algo que tenemos que proteger y preservar», explica Samper a cómo Scandraw empezó a volar ‘sola’ este pasado verano. «Estamos muy orgullosos de ir de la mano de una institución tan reconocida y con tanta relevancia como la URV y muy agradecidos porque siempre han estado a nuestro lado y nos ha ido muy bien», reconoce Samper.
Scandraw utiliza dos técnicas para realizar las digitalizaciones arquitectónicas. La primera se basa en la emisión de pulsos de luz láser que rebotan en cada una de las superficies del objeto. Un sensor los detecta, registrando con precisión exacta la ubicación y el color de cada punto. Todo esto permite generar un nube de puntos que genera una masa arquitectónica muy densa. La fotogametría es la segunda técnica y es la que permite construir modelos tridimensionales a partir de un conjunto de fotografías, mediante algoritmos que buscan coincidencias entre imágenes y las relacionan entre sí. «Con la ayuda de drones, podemos tomar imágenes desde el aire y llegar a zonas de ocultas del edificio y muchos recovecos» dice Samper.
Trabajar con la nube de puntos aporta potenciales extra: la rápida representación del estado actual de los edificios facilita hacerlo de forma más continua y ayudar así en la mejora del análisis de los estudios mecánicos del edificio. Además, permite generar prototipos a escala milimétrica haciendo la arquitectura accesible a más personas, incluso permitiendo a «gente que no puede ver, puede tocarla».
«Como grupo de investigación ya habíamos trabajado en el Pont de Diable, la Catedral de Tarragona, en la iglesia de Montblanc, la del Seminari, Santa Tecla y la de Sant Magí», relata Samper. Eso les ayudó a cultivarse en ese tipo de monumentos y poder ampliar la digitalización arquitectónica más allá de las fronteras locales. Uno de los primeros fue la catedral de Girona, aunque Samper reconoce que para él tuvo especial relevancia la catedral de Mallorca porque «fue el edificio más heavy que hemos escaneado, la tuvimos 7 días sólo para nosotros porque lo realizamos en plena pandemia y nos abrió las puertas a más proyectos allí e incluso saltar a Francia».
Scandraw también trabaja con pimes y otros despachos de arquitectos. «Garantizamos que es más económico el levantamiento del edificio con estas técnicas que con las tradicionales, básicamente por el tiempo invertido y el resultado obtenido», asegura Samper, quien destaca que se trabaja mucho más rápido y que el nivel de detalle es más rico y complejo, optimizando mucho los procesos. Además, el valor añadido que ofrece Scandraw es tratar de forma singular y especializada toda esa información: «la máquina puede ser muy buena, pero la importancia es cómo se examina, se interpreta y se trabaja toda esa documentación».