Que la economía «va como un cohete» es una frase que el presidente del Gobierno reitera siempre que tiene ocasión, y la verdad es que los datos de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) así lo avalan. Otra cuestión es lo que hay detrás de ese crecimiento y si depender tanto del turismo es la mejor fórmula para hacer avanzar la economía. Los expertos advierten del peligro de que la masificación rompa la gallina de los huevos de oro, con protestas ciudadanas que comienzan a extenderse por todo el país, sobre todo por el problema de la vivienda.
Los datos son indiscutibles: el PIB turístico en España superará este año por primera vez en la historia los 200.000 millones de euros, según las previsiones de Exceltur, la patronal del sector. Será un 8,6% superior al registrado en 2023, año que ya se alzó con el título de récord histórico para el turismo. La participación del turismo en la economía pasará del actual 12,8% al 13,3% del PIB, una dependencia aún mayor a un sector que se hundió en la pandemia -arrastrando a España a los mayores desplomes económicos de la eurozona- pero que ha demostrado una fuerza posterior sorprendente.
E incluso esta previsión parece conservadora tras los últimos datos de incremento del gasto de los turistas extranjeros hasta abril proporcionados por el INE. Los visitantes gastaron 31.500 millones en el primer cuatrimestre, un 23% más que el año pasado, pese a que las llegadas aumentaron un 14%. Cada persona gastó de media 1.221 euros en su viaje a España, un 4,4% más que hace un año, sobre todo debido al incremento de turistas de largo radio, como los procedentes de Estados Unidos y América Latina, quienes viajan normalmente más días a España que los europeos y con un nivel de gasto también superior. De hecho, la duración de la estancia mayoritaria entre los turistas en el mes de abril fue de cuatro a siete noches, un 7% más que en los viajes de 2023.
En su último informe trimestral, el Banco de España hizo hincapié en el dinamismo reciente del turismo, ya que, según sus datos, está siendo el gran impulso de un PIB que avanzará este año un 2,3%, cuatro décimas más que sus previsiones de hace solo tres meses. Con los datos encima de la mesa, el turismo se sitúa en máximos históricos favorecido por una creciente diversificación en origen de los visitantes, destinos visitados y en términos estacionales, además de un gasto medio más elevado favorecido por más turistas de largo radio y el aumento del número de plazas en hoteles de más categoría, apunta el informe del supervisor. No obstante, advierten de que este tirón podría ser «transitorio», aunque también se muestran sorprendidos de que el empuje postpandemia se esté extendiendo tanto en el tiempo.
Los datos del Banco de España -referidos al INE- apuntan a que el gasto total de los turistas extranjeros ha crecido un 54% en 2024 respecto al periodo 2016-2019. Los turistas que más han aumentado su número de visitas son los de Estados Unidos, con unas 350.000 personas más ahora que en 2019; y del resto de América, casi medio millón más. La desestacionalización se demuestra en las pernoctaciones hoteleras, cuya variación absoluta en enero y febrero –históricamente temporada baja– respecto al mismo periodo de 2016-2019 superó las 1,5 millones de noches de hotel. En marzo y abril se dispararon rozando los 2,5 millones más de pernoctaciones que en el periodo prepandemia cada mes.
Y lo que más llama la atención respecto a otros años es que las pernoctaciones hoteleras aumentaron con mayor intensidad en las regiones del norte de España que en los archipiélagos y el sur peninsular. Desde la confederación de hoteleros Cehat destacan que las ocupaciones para julio y agosto rondarán el 90% pese a la subida de tarifas.