Llegar a casa después de un día de trabajo y enchufar el coche en el punto de recarga de nuestro parking. Utilizamos electricidad que procede de las placas fotovoltaicas del tejado de casa. Con las baterías cargadas, al día siguiente tenemos el coche listo para iniciar el trayecto al colegio de los niños y conducir hasta la oficina compartiendo el coche con un compañero de trabajo.
Éste sería el proceso idílico para sacar el máximo partido a nuestro vehículo eléctrico tanto desde el punto de vista medioambiental como de sostenibilidad y económico. Pero por el camino existen muchas otras opciones, todas ellas igualmente positivas pero que requieren de un mismo denominador común: la implicación del usuario. Los expertos en el campo de los coches eléctricos como Ferran Menescal, Responsable de Plan Movilidad Electrica en Catalunya de Endesa X, hablan de la relevancia de la figura del prosumidor, término que se usa para definir el nuevo rol del consumidor que pasa de actor pasivo a proactivo y comprometido. De hecho, Menescal señala que el perfil del conductor de coches eléctricos es aquel que “busca dar valor a su vehículo y que sea algo más que reemplazar su coche de gasolina. Quiere exprimir las posibilidades que ofrece el coche eléctrico y está comprometido con la sostenibilidad”.
Pero más allá de la propia conciencia medioambiental, las ventajas de abandonar un vehículo de combustión por uno de eléctrico son múltiples. Existen importantes ventajas fiscales, menores costes de uso, más espacio interior, una autonomía de las baterías en claro ascenso (entre 300 y 400 kilómetros) o la posibilidad de las recargas domésticas. Además, para mejorar su atractivo se está trabajando de forma decidida en la ampliación de los puntos públicos instalados en carreteras y autopistas y ofrezcan la posibilidad de recarga en el menor tiempo posible. Para ello, se quiere ampliar el número de estaciones “ultra-rápidas”, que permiten cargar totalmente el vehículo en 20 minutos.
Desde Endesa, y a través de su programa Endesa X, ya tienen instalados más de 2.500 puntos de recarga en todo el Estado con Catalunya como uno de los principales focos. La voluntad de la compañía es que hasta el 2023 despliegue 6.000 puntos más de acceso público en todo el Estado hasta un total de 8500 en 2023. Un camino que si siguen el resto de compañías del sector podría representar que en España se alcanzaran los 60.000 puntos de recarga de acceso público. Números necesarios para lograr el ambicioso objetivo de producir cero emisiones.
Noruega como referencia
La penetración del vehículo eléctrico en España se encuentra todavía en una fase muy elemental a pesar de que todos los años aumentan las ventas. Una realidad bien distinta a la de Noruega, donde cerca del 70% de vehículos que se venden en la actualidad funciona con electricidad. Un porcentaje que convierte al país escandinavo en el gran referente de la transición eléctrica. Entre los factores clave para entender la buena dirección destaca que el gravamen en contaminación que aplica la administración del país hace que sea más económico adquirir un coche eléctrico que uno de combustión.
Vender la energía del coche
Uno de los rasgos que los expertos también destacan del coche eléctrico son las posibilidades que ofrecen las baterías. Sus usos principales se pueden resumir en tres funciones: Vehicle-to-Home (V2H), sistema que permite suministrar la energía almacenada en la batería del coche al hogar; Vehicle-to-Grid (V2G), sistema pensado para que la pueda ser vendida energía por el propietario del vehículo a la red eléctrica y Vehicle-to-load, tecnología para conectar la batería del vehículo a cualquier electrodoméstico.