En el año 2015, el padre de Iván Martínez (Bergara, Guipúzcoa, 50 años) sufrió un ictus severo que le dejó en una silla de ruedas para el resto de su vida. Buscando alternativas, Iván Martínez dio con los exoesqueletos médicos destinados a la rehabilitación de personas con lesiones medulares.
Su frustración llegó cuando, después de probar su padre uno de estos dispositivos y ver que podía mejorar con él su calidad de vida, constató que, además de tener un precio prohibitivo (entre 70.000 y más de 100.000 euros), ni siquiera podían acceder a ellos, puesto que solo se comercializan en circuitos profesionales, destinados a centros médicos, sin opciones para un uso particular sin supervisión médica.
En el garaje de sus padres en Euskadi, este ingeniero industrial vasco, afincado en Catalunya en el año 2004 (la última década, en la ciudad de Tarragona), empezó a construir él mismo una alternativa casera para mejorar la calidad de vida de su padre. Tras cuatro años evolucionando prototipos junto a su padre, «en 2020 había logrado un equipo prácticamente funcional». Pero ese mismo año, su padre falleció a consecuencia de la pandemia de Covid-19.
Fue un golpe duro para Iván Martínez: «Yo tenía la sensación de que le había fallado, porque generé unas expectativas en él y en mi familia. Me costó digerirlo». Hasta que tomó consciencia de que «en el mundo puede haber unos 80 millones de personas en silla de ruedas por un ictus», y pensó en que quizás aquello que él había construido pensando en su padre «podría utilizarlo más gente».
Así nació Robopedics, una startup fundada en Tarragona en noviembre de 2021, a la que se sumaron como socios fundadores, junto a Iván Martínez, Dionís Guzmán y Axial Partners, representada por Marc Serra. Su objetivo, en palabras de Iván Martínez, es ofrecer «una solución disruptiva para enfermos de ictus que están en silla de ruedas, para que puedan tener movilidad en su casa de forma económica y sin tener que depender de médicos».
Bajo el nombre comercial de Awake, Robopedics espera poder sacar al mercado una ortesis robotizada -hoy en fase de ingeniería para su versión comercial- con un precio de venta final de unos 15.000 euros (con opción de renting de 400 euros al mes) y un peso de unos 6 kilos (frente a los entre 12 kilos y 40 kilos de un exoesqueleto médico), pensado para que el usuario, con la ayuda de un cuidador sin requisitos de conocimientos técnicos ni condición física alguna (en el caso del padre de Iván Martínez, era su propia esposa), pueda utilizarlo de forma autónoma en su casa.
Tras una inversión inicial acumulada de unos 40.000 euros en el desarrollo del prototipo funcional en el que Iván Martínez trabajó durante más de cinco años, Robopedics acaba de lograr una ronda de inversión de 314.000 euros (con aportaciones de IESE Business Angels & Family Office’s Network e Ignacio Agramunt como lead investor, además de Capital Cell y EconomistesBAN) para su fase de desarrollo de ingeniería.
Si se cumplen sus proyecciones, esto les llevará a afrontar en junio de 2023 la fase regulatoria (aunque su primer uso será particular, se trata de un dispositivo médico que tendrá que pasar ensayos clínicos y certificaciones), con una versión comercial con la que esperan salir al mercado a finales de 2024.