El momento ‘irlandés’ de España

¿Puede el país correr la misma suerte que Irlanda? Depende, todo depende.

29 abril 2024 11:42 | Actualizado a 29 abril 2024 11:44
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Acabo de pasar unos días en Dublín participando en el John Caroll Weekend, un evento para ex-alumnos de Georgetown, con buenos conferenciantes y guías.

Irlanda actualmente vive un renacimiento de la cultura Gaélica y ha vivido un crecimiento económico brutal después de los acuerdos de paz del Viernes Santo del 10 de abril de 1998. Lo que más me ha llamado la atención es el dato de que actualmente el 21% de la población activa de Irlanda ha nacido en el extranjero. La gente de Irlanda, como la de España, tiene un gran corazón. La empatía y la generosidad son su seña de identidad. En Irlanda no ha surgido ningún partido político en contra de la inmigración.

La llegada de empresas multinacionales y de talento internacional ha sido el motor del milagro Irlandés. Ha pasado de ser una de las economías más pobres a formar parte del club de países más ricos de Europa. Los números son impresionantes: el PIB per cápita pasó de 10.600 € en 1990 a 95.000 € en 2023. El PIB de España evolucionó de unos 10.300 € a 30.000 € en el mismo periodo. Bien, pero comparado con Irlanda, el llamado tigre celta, es muy poco.

Parte de esta subida del PIB es ficticio porque cuando las 1.500 multinacionales que tienen sede en Irlanda mueven sus activos, el PIB sube. El Ingreso Nacional Bruto (INB) modificado es un indicador diseñado específicamente para medir el tamaño de la economía irlandesa excluyendo los efectos de la globalización.

El PIB real calculado según este indicador, se sitúa en unos 57.000 €, un 40% más bajo; así y todo, es casi el doble del de España. Es cierto que en Irlanda las ventajas fiscales para grandes empresas han sido importantes pero Irlanda jugó esa carta porque no tiene la suerte de España de atraer al talento global por sí misma. Y les funcionó.

¿Vivirá España un ‘momento irlandés’? ¿Puede el país correr la misma suerte que Irlanda? Depende, todo depende. En principio, la enorme inmigración que España vive actualmente y la llegada de empresas internacionales a Barcelona y Madrid es una gran oportunidad para el país e impulsará la economía. Podemos vivir un ‘momento irlandés’ si jugamos bien las cartas.

España necesita crecer para reducir su deuda, mantener las pensiones y continuar la mejora de sus infraestructuras. La lección de Dublín en Irlanda y de Eindhoven en Holanda, que vive algo similar, es la necesidad de canalizar el crecimiento antes de verse desbordado por él. En Eindhoven, el crecimiento ha sido brutal por la presencia de ASML, la empresa tecnológica más valiosa de Europa. Eindhoven tiene el mismo tamaño que Tarragona y Reus juntas, con decenas de miles de nuevos ciudadanos que trabajan en el sector tecnológico. El problema es que los de Eindhoven de toda la vida ganan mucho menos con la consecuencia de que sus hijos ya no pueden acceder a la vivienda. Algo similar pasa en Dublín. Últimamente las personas se quejan de la falta de oferta y del precio de la vivienda y echan la culpa a la gallina de los huevos de oro (el talento internacional).

Más que preocupados tenemos que ser precavidos y evitar poner palos en las propias ruedas. La falta de previsión del sector público pasará factura, como en Holanda donde Rutte perdió las elecciones en parte por eso. La escasez de viviendas en España también es un problema real que afecta a los ciudadanos y hasta cierto punto creado por unas malas políticas de vivienda. Elegimos políticos para resolver problemas, no para crearlos. A ver si los políticos de aquí saben llevar el ‘momento Irlandés’ a buen puerto.

Armand Bogaarts es emprendedor

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