La vida de Laura Checa Díaz ha estado siempre ligada al arte: durante su infancia se pasaba largas horas dibujando y no tuvo dudas en escoger Bellas Artes al cursar los estudios superiores. Pero allí se dio cuenta que había algo más: la escultura. «Era la proyección del dibujo tridimensional, y me explotaba la cabeza con el volumen, la materia, el contacto directo con el objeto... Eres tú con la obra y eso me inspiró mucho». Empezó con la cerámica porque «es el método más rápido de consolidar una obra de arte» y decidió seguir especializándose en ese material, cursando el máster oficial de cerámica, arte y función en el País Vasco. «Ahí yo ya me quité la gorra de artista, me puse la de diseñadora y me especialicé en el diseño de vajilla en porcelana».
«El mantra del estudio es confiar en el proceso. Y que cuanto más tuerta la taza, más chula es»
Cuenta que sus inicios fueron muy especiales, «trabajando en el balcón de casa en Toulouse y yendo a distintas ferias de artesanía para vender mis productos». Un problema de salud de un familiar cercano hizo que se mudase a Tarragona y ahí su madre la empujó a profesionalizar su proyecto.
Lo primero fue lanzarse a alquilar un local, que no tardó en encontrar. Pero una vez lo tuvo se sintió algo perdida: «había invertido el poco dinero que me quedó y teniendo en cuenta de dónde venía, ¿qué podía ofrecer en ese espacio? ¿Hacia dónde iba mi futuro? Fue un momento de mucha soledad». No obstante, la diseñadora no se quedó parada y encontró una gran ayuda en dos instituciones locales: Tarragona Impulsa y la Diputació de Tarragona: «tendrían que tener más visibilidad: a través de los cursos de formación de empresas yo conseguí hacerme autónoma y ellos me acompañaron en el proceso solventándome dudas y prestándome ayuda».
Y «tras muchos quebraderos de cabeza», inauguró su estudio, Piensa en porcelana, en 2022. «Vino mucha gente y empezamos a funcionar a partir de ensayo-error, sobre todo escuchando las opiniones de todos los alumnos».
Y es que para Checa, su prioridad en los talleres «no es que te lleves un montón de piezas en cada sesión, si no que tengas un momento para ti, donde estás haciendo una actividad artística y te olvides de todo lo demás». Por ello ofrece multitud de propuestas flexibles: cursos regulares, monográficos, clases sueltas, sesiones grupales con copa de vino, e incluso prevé un taller con una psicóloga o una jornada de cerámica y yoga, porque quiere reorientar el proyecto «a generar dinámicas de autocuidado».
Checa cuenta también con la marca Ura, cerámica del Mediterráneo: distintos diseños para el hogar «para la vida cotidiana, algo exclusivo pero especial para cada uno». Al instalarse en Tarragona, decidió vender online pero no le salía rentable: «tardaba 3 horas en hacer una taza que vendía por 20€. Y cuando más desanimada estaba, apareció Anna Ibars ofreciéndome diseñar la vajilla de su empresa de eventos, Agplanning». Fue un chute para la diseñadora, quien meses después recibió el premio Emprèn 2023 de la Diputació de Tarragona en la categoría de cultura y el Premio empresa e innovación de la AEDT.
Vivir en distintas ciudades también ha formado su carácter abierto y su estilo artístico, pero hace poco encontró el nexo común que une todo: el mar. «Ura es ‘agua’ en euskera y los colores y las formas también tienen que ver con el mar, pero desde fuera. Cuando decida meterme en el mundo submarino, va a ser muy loco».