El encarecimiento de los carburantes y de algunos alimentos frescos como los cereales, lácteos, huevos y carne impulsaron la inflación hasta el 8,7 % en mayo, un escenario ante el que los sindicatos exigen subidas salariales y el Gobierno estudia medidas.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó ayer el dato de inflación, que repuntó cuatro décimas con respecto a abril, aunque aún se mantiene por debajo del dato registrado en marzo, cuando marcó, con un 9,8 %, la tasa más alta desde 1985.
El repunte de la inflación de mayo estuvo sustentado en el transporte, cuyos precios aumentaron el 14,9 %, dos puntos más que en abril, debido al mayor encarecimiento de los carburantes y lubricantes.
Pero también tiraron con fuerza de la inflación los alimentos y bebidas no alcohólicas, con un incremento de precios del 11 % -el más elevado desde que comenzó la serie (1994)-, debido al mayor encarecimiento del pan, cereales, leche, queso, huevos y carne y pese al abaratamiento de legumbres y hortalizas.
Destacaron los aumentos de otros aceites (95,4 %), el aceite de oliva (36,5 %), la pasta (27,9 %), harinas y cereales (25,5 %), huevos (25,3 %), salsas y condimentos (18,8 %), otros productos de panadería (18,2 %), mantequilla (17,6 %), leche desnatada (17,3 %) y entera (16,7 %), alimentos de bebé (15,5 %), yogures (14,8 %) y patatas chip (14,8 %).
La subyacente también crece
Una vez eliminados los alimentos frescos y la energía de la cesta de la compra, la inflación subyacente creció cinco décimas en mayo, hasta el 4,9 %, la tasa más elevada desde octubre de 1995, aunque casi cuatro puntos más moderada que la del IPC general.
Sin tener en cuenta las últimas variaciones de impuestos, el IPC habría registrado un aumento interanual del 9,6 % en mayo, casi un punto más que el IPC general.
En concreto, el precio de la electricidad subió un 30,2 % y, sin contar las últimas variaciones de impuestos sobre la luz, el incremento sería del 49 %.
Además de carburantes y alimentos frescos, crecieron con fuerza también los precios de los hoteles, cafés y restaurantes, con una inflación del 6,3 % -la más elevada desde 2001-, debido al encarecimiento de la restauración.
La vicepresidenta primera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, dijo que el Gobierno ha ejecutado decisiones ya para bajar los precios y estudia si «hay que tomar medidas complementarias o ajustar las adoptadas para que sean lo más efectivas posible». Por su parte, los sindicatos ven con «preocupación» el alza de la inflación y, tanto CCOO como UGT, reclaman «abordar la crisis de una manera global».