El proyecto de Iñaki Alonso en Tarragona no acaba de arrancar. El técnico de Durango no consigue darle al equipo la identidad que quiere. Antes del partido ante el Bilbao Athletic, el preparador grana pedía a su equipo dar un paso más en la implamentación de su juego. No lo hubo.
En los tres partidos con Iñaki Alonso en el banquillo se ha visto un Nàstic gris en ataque. Un equipo muy espeso con balón y con pocas ideas ofensivas. Que pretende salir con el balón, pero que no sabe cómo hacerlo. Y que cuando lo consigue, más por error del rival que por hilvanar con claridad una jugada, no finaliza.
Ante el Bilbao Athletic se esperaba un duelo plácido en el Nou Estadi. El filial bilbaíno era penúltimo y llegaba con una racha pésima de resultados. Por mucho talento que cuente, la exigencia de la categoría les está pasando por encima. No lo pareció en el Nou Estadi. El equipo vasco dominó buena parte del duelo. Asumió el papel protagonista que le correspondía al Nàstic. Les faltó precisión en los metros finales, pero estuvieron por encima de los locales, en general.
Eso y que Pol Domingo no se amilanó en el duelo contra Adu Ares. El jugador del Bilbao Athletic viajaba a Tarragona después de ser convocado con el primer equipo. Algo habitual, lo que indica el futuro que aguarda ese jugador nacido en Bilbao de ascendencia de Guinea-Bissau. El emparejamiento cayó del lado del ‘4’ tarraconense. Se mostró infranqueable. Más sufrió Nil con Goti, otro futbolista de Lezama con vistas a San Mamés. Josema, más cercano a la versión majestuosa que había exhibido a finales de 2022, privó también al conjunto bilbaíno de llevarse algo más que un punto. Contribuyeron a mantener el rosco en la portería Manu García, en una acción en la que se lesionó, y Dani Parra con una mano firme en un disparo de ‘folha seca’.
A su llegada al Nou Estadi, Iñaki Alonso se estableció como prioridad recuperar la solidez defensiva que exhibió el Nàstic el curso pasado. Una base sobre la que trabajar. Ese punto, parece mejorado. En los tres encuentros dirigidos por el técnico vasco solo se ha encajado un gol, ante el Intercity. Ni SD Logroñés, ni tampoco Bilbao Athletic consiguieron perforar la meta tarraconense.
La preocupación de la afición se sitúa en la parte delantera. Los dos goles ante el Intercity no pueden esconder la poca producción ofensiva del equipo. Tras el primer partido que dirigió al Nàstic, Iñaki Alonso admitió que echaba de menos los centros. Un aspecto que quiere convertir en bandera y seña. Quiere que el equipo centre continuamente al área rival hacia el punto (o dos) y la segunda línea que llega desde atrás. El problema que se detecta en este asunto es que solo juega con un extremo en su sitio, Marc Fernández. Aarón Rey ocupa la posición de mediapunta y Pedro del Campo ocupa el costado zurdo y aunque sea circunstancial, puesto que busca el interior para dejar el carril a Nil, resulta extraño cuando en la plantilla hay cinco extremos. Futbolistas, como Simón, con un centro exquisito. Frente al Bilbao Athletic la producción ofensiva se limitó a dos zarpazos de Marc Fernández.
En la medular al equipo le falta lucidez. A Gorostidi no le acaban de salir las cosas, mientras que Èric Montes es un excelente pivote defensivo, pero no para la tarea de generar juego. Tampoco Pedro del Campo ni Aarón Rey se sacan ese pase de la chistera que fabrique medio gol. La entrada de Montalvo en el segundo tiempo cambió el panorama. Hubo criterio en la circulación. El de Riudoms subió el listón y puso aún más en cuestión su suplencia.
La intensidad, otro concepto primordial para Alonso, tampoco aparece más que en individualidades. Las de Montes, Pol Domingo, Marc Fernández o Lupu, en el tramo final. En definitiva, una defensa que ha encontrado la estabilidad, pero un equipo plano, que necesita dar pasos agigantados hacia delante si quiere llegar al play-off. Y hacerlo ya. No hay tiempo que perder.