Ana Peleteiro lo tiene todo para ser odiada. Es mujer, de izquierdas, negra y no se calla ni una. Ahora, además, se suma el hecho de haber denunciado reiteradas violaciones y maltrato psicológico por parte de su expareja. Esto tampoco suele gustar a determinado sector de la sociedad.
Este sector en particular se aferra a cuestionarla por hacer pública su denuncia a través de las redes sociales en lugar de acudir a un juzgado. Comentarios como “pesada”, “que pereza das”, “no te creo nada”, “oportunista” o “solo quieres chupar del bote” son unos pocos de los cientos comentarios que la atleta ha tenido que leer tras su confesión.
Probablemente, este es el motivo por el que las mujeres no se atreven a denunciarlo en los tribunales. La gente no nos cree. La desconfianza y el juicio social pesan demasiado.
Peleteiro ha decidido contarlo cuando estaba preparada, psicológica y emocionalmente. Como debe ser. Y no cuando lo exija un grupo de usuarios anónimos por redes sociales.
Alzar la voz y hacerlo público, sea en el momento que sea, es el claro ejemplo de la valentía y fuerza de nuestra deportista.
Desde la redacción del Diari sí que creemos a Ana Peleteiro. A ella y a todas las mujeres que han vivido la misma o una situación parecida.
Todos somos Ana Peleteiro.