Cuando finalizó la final del play-off con el Nàstic eliminado, un sueño se rompió. Raül Agné compareció en la sala de prensa de Balaídos y lanzó varios dardos contra los árbitros. Andaba totalmente desquiciado. Tanto, que cuando se le preguntó sobre su futuro en el Nàstic no dejó nada claro. De hecho, aseguró que en ese momento solo tenía ganas de dejarlo. No sonó a amenaza, sino a enfado mayúsculo. Tampoco contra el Nàstic porque su tono parecía más a referirse al fútbol en general.
Con el paso de los días todo se ha ido enfriando. El Nàstic siempre ha tenido claro que Raül Agné merecía una segunda oportunidad para conseguir ese ansiado ascenso del que se ha quedado tan cerca. Al técnico de Mequinenza se le prometió que, si el equipo se metía en el play-off, seguiría un año más en el banquillo tarraconense. Si hubiese ascendido tenía un año más de contrato. En todo caso, la palabra vale tanto o más que una firma y el presidente de la entidad, Josep Maria Andreu, le comunicó hace unos días la oferta de renovación por un año más.
En aquel momento, Raül Agné pidió unas horas de reflexión. Necesitaba vislumbrar su futuro en un Nàstic en el que siempre ha demostrado con palabras sentirse muy a gusto. Vive cerca de casa, está totalmente adaptado con el club y la ciudad, y tiene un cuerpo técnico al que ha conocido este año, pero con el que ha tenido feeling desde el minuto uno.
Todos estos ingredientes provocaron que a las pocas horas ya tuviera una decisión tomada que comunicó a su círculo más cercano. Su intención era la de renovar porque sentía que Tarragona era un lugar en el que había recuperado esa ilusión por el fútbol tras varios desengaños en otros clubes durante estos últimos años.
Ayer se produjo una reunión importante que encarriló la renovación del técnico. Fue entre entrenador y presidente. Raül Agné y Josep Maria Andreu comieron y charlaron distendidamente en una de esas muchas comidas que se han producido a lo largo de la temporada, muestra de la relación fluida y de confianza que ha habido durante todo el año.
Los dos llegaron a la reunión con las posturas muy cercanas, puesto que la voluntad de ambos era la de seguir juntos en el camino. Eso sí, Raül Agné quiere un proyecto sólido y eso pasa también por contar con el apoyo del presidente y que este se mantenga con fuerza en la cabeza del club. Ya informó el Diari que Andreu se está planteando dar un paso al lado, pese a que son muchas las opciones de que siga.
Así pues, en estos momentos se puede decir que la renovación de Raül Agné está muy encarrilada. Salvo sorpresa será el entrenador del Nàstic la próxima temporada con segundo año consecutivo. Solo falta un último paso y es aprobarlo junto al Consejo de Administración en la Junta del próximo lunes. Ahí se ratificará su cargo y su renovación.
Por lo tanto, habrá segundo año de Raül Agné. Un técnico que llegó el pasado mercado de verano en un movimiento que no gustó en un principio a los aficionados. Se le subestimó, haciendo referencia a sus últimos resultados. Nada más. Un juicio precipitado. Agné prometió identidad y trabajo y cumplió desde el minuto uno de la pretemporada. Comenzó a sentar las bases de un equipo reconocible, competitivo y que explotó en el Nou Estadi y sufrió lejos de él.
Salvó el puesto en dos ocasiones
Hasta en dos ocasiones tuvo la guillotina sobre la cabeza tras dos malas rachas de resultados, pero salió ileso porque en los dos días en los que se jugó el sitio consiguió la victoria ante el Betis Deportivo y el Castellón.
En el final de temporada fue de los pocos que demostró que creía. No había semana en la que no dijese que se iba a pelear hasta el final por el ascenso. Tanto en las derrotas como en las victorias. Su advertencia se convirtió en realidad porque los granas consiguieron cuatro victorias en las últimas cuatro jornadas que le metieron de imprevisto en el play-off.
Allí en semifinales derrotó al Ferrol en una expresión absoluta de su equipo. Porque el Nàstic fue ese conjunto aguerrido, sólido y punzante que permitió dejar el sueño del ascenso a solo un partido. La final ante el Villarreal B fue una pesadilla en la que una mala actuación arbitral sería clave para romper la esperanza.
Raül Agné buscará en su segunda temporada en el banquillo del Nou Estadi la revancha. No olvida ese amargo momento y siente que su camino en Tarragona no ha llegado todavía a su fin.