En un horario extraño y poco habitual en Primera RFEF, el Nàstic acude este viernes a las 20.30 horas el Campo de Lasesarre, hogar del Barakaldo CF para afrontar un partido que se anticipa duro. Del barro auténtico de Euskadi.
Los granas quieren seguir invictos y sumar puntos para curar la herida abierta por la cruel final del play-off ante el Málaga. «Tampoco ha pasado mucho tiempo de aquello y había el riesgo de tener la cabeza más pendiente del pasado que del presente», admitía ayer el técnico Dani Vidal.
Los ocho puntos obtenidos en las primeras cuatro temporadas ayudan a «estar tranquilos», dijo, pero también a dar la impresión de que «estamos creciendo como equipo, centrados en el presente, y jugando cómodo, sobre todo en casa». Tanto es así, que el pasado sábado, los cuatro puntos frente al Tarazona permitieron al Nàstic dormir líderes provisionalmente, una circunstancia que hoy podrían repetir si vencen al Barakaldo. «Es anecdótico, sí, pero prefiero dormir en las posiciones delanteras que no a media tabla o por abajo», aseguraba Dani Vidal.
Para ser un recién llegado a la categoría, el Barakaldo CF está dando la talla en este inicio de campeonato. Suma dos empates, una victoria y una derrota, en casa ante la Real Sociedad B.
El conjunto vizcaíno mantiene buena parte de la estructura central del curso pasado. El entrenador del Gimnàstic destacó que es un equipo «con un plan de juego muy claro, con jugadores que confían en él, y con un estilo directo, sumando los pases mínimos para que te equivoques presieonando y cogiéndote situaciones de última línea».
De la plantilla vizcaína, Dani Vidal señala al delantero Sannadi: «Para el plan de juego que tienen, les da mucho. Mide 1,92 m, es capaz de correr y también de dominar el juego directo. Tiene mucho potencial». La tarea de frenarlo recaerá en una pareja de centrales que apunta repetir: Dufur-Óscar Sanz.
Joan Oriol, sustituido ante el Tarazona, no parece tener problemas para formar en un once que no parece que vaya a ser diferente del de la pasada jornada.