El futuro de la Primera RFEF no pinta bien. La principal categoría de la Federación Española de Fútbol está en riesgo por el enorme déficit que genera año tras año a los clubes más importantes de la categoría. La temporada 2022/23 generó unas deudas de 40 millones de euros, solo entre los 20 equipos que conforman el actual grupo 1. De esas pérdidas, 1,4 millones de euros pertenecen al Nàstic, como detalló la entidad en la Junta General de Accionistas celebrada ayer en el Palau de Congressos de Tarragona.
«Es insostenible», decía el presidente del Nàstic, Josep Maria Andreu. El mandatario tarraconense explicó la convivencia de dos modelos distintos en la categoría. La de los 20 clubes que quieren ascender y que les obliga a endeudarse sobremanera y el resto, con el objetivo de mantenerse y cuyas pérdidas son más asumibles. El Nàstic es de los primeros con la consecuencia económica que supone. En el presupuesto aprobado para este curso, el balance vuelve a ser negativo, de 1,2 millones de euros. Unas pérdidas que asumirán los miembros del Consejo de Administración con una nueva ampliación de capital social de hasta dos millones de euros.
¿Hasta cuándo se puede permitir el Nàstic asumir un déficit anual tan elevado? El presidente de la entidad no pudo responder, pero sí insistió en que la Federación, organizadora de la competición, tome cartas en el asunto: «Si en tu competición más importante los clubes que participan pierden 40 millones de euros, algo tienes que hacer. Hay que rectificar a tiempo porque hay clubes que lo están pasando realmente mal y cada vez hay más equipos en manos de capital extranjero porque no pueden soportar estos presupuestos».
En este sentido, Josep Maria Andreu es optimista y espera que «a corto plazo, con los cambios que se producirán en la Federación, tomen una determinación con la categoría».
Una de esas modificaciones es la presencia de los filiales o acotar su participación. Una reivindicación que el Nàstic ha solicitado desde que en Vigo se escapó el ascenso ante el Villarreal B de Nicolas Jackson, actual delantero del Chelsea. «Si compiten que no puedan subir a LaLiga porque ya tienen un equipo en ella. De los cinco primeros clasificados del grupo 1, tres son filiales. Es una situación desigual», lamentó el dirigente grana. Esa necesidad financiera es la que ha hecho que el discurso prudente de principios de temporada, sin querer pronunciar la palabra ascenso, haya quedado atrás. Andreu habló abiertamente del «objetivo ambicioso de volver a LaLiga profesional».
Un reto para el que aseguró tener la «máxima confianza» en la plantilla y el cuerpo técnico encabezado por Dani Vidal. Con matices. «Un equipo que suma 16 puntos de 18 posibles en el inicio de liga no puede fallar tan estrepitosamente como pasó en Salamanca. Hay que mejorar, hacer cosas nuevas y es lo que le pedimos al entrenador y a los jugadores».
Cuentas financieras
El director general de la entidad, Lluís Fábregas, fue el encargado de mostrar a una Sala Eutyches que ofreció una de las asistencias más bajas de los últimos años, los balances tanto del curso pasado como del actual. El responsable financiero destacó el capítulo de los ingresos, «más próximos al fútbol profesional que a la Primera RFEF». Así, la pasada temporada se lograron unos ingresos de 2,2 millones de euros, 400.000 euros más de lo presupuestado.
Fàbregas también quiso apuntar al valor que supone el concepto «expansión internacional de la marca para un equipo que no está en el fútbol profesional». Unos esfuerzos que aseguró no han costado ni un euro a la entidad y que ha reportado en los últimos seis años «800.000 euros de ingresos».
En el presupuesto de la temporada que viene, por encima de los 4,3 millones de euros de gastos, se ha reducido la previsión para los ingresos televisivos. Otro aspecto que tiene a los clubes decepcionados con la Federación. «Como sabemos todavía la cantidad mínima garantizada, porque la Federación todavía no nos lo ha dicho, hemos previsto la mitad de lo que ingresamos la pasada temporada, unos 190.000 euros», explicó el director general.
La Junta General se cerró con tensión. Una pregunta del periodista Enric Pujol, como socio y accionista, sobre las acreditaciones de prensa de esta temporada provocó una respuesta del presidente en la que asumía «las críticas constructivas», pero pedía que cesaran «los insultos y las mentiras sin fundamento que se dicen en las redes sociales, porque hacen daño a la entidad».