Convivir en un entorno de máximo nivel cuando pocos te ven como un primer espada, no resulta sencillo. Ante fichajes repletos de purpurina, el capitán del Reus Joan Salvat ha precisado sobrevivir con una rebeldía incansable, incluso en algún verano se le ha colocado en la lista de posibles descartes, pero ha resistido. Seguramente su hockey no se arropa en la exquisitez, se trata de un jugador más exuberante, de raza, en la pelea suele ganar enteros.
Su arranque de curso ha confirmado que la transformación de la plantilla le ha beneficiado. El Reus ha aligerado el número de integrantes, en parte porque la economía aprieta, ha apostado por el sentimiento de pertenencia para alcanzar los resultados. Y Salvat ha captado el mensaje. Acumula seis goles entre el campeonato doméstico y la fase previa de la Copa de Europa, concretamente se ha situado como segundo máximo aniquilador del plantel, solo superado por un clásico del gol como Martí Casas. En términos de colectivo, el equipo de Garcia transita casi en la plenitud, no conoce la derrota hasta el momento, y ocupa una segunda plaza en la OK Liga que confirma el trabajo silencioso, pero efectivo que realiza.
«No he cambiado nada en mi preparación, soy el mismo profesional que hace un año, pero en el deporte, la confianza lo es todo y, con más minutos, me siento más seguro en este sentido», explica el atacante horas antes del debut rojinegro en la Liga Europa, mañana en la siempre compleja pista del Noia (20.30 horas).
Un clásico de la competición
Los rojinegros no han fallado en su cita continental con la competición más prestigiosa. Eso sí, están inmersos en un grupo terrible, comparten viaje con el Noia, el Barcelona, el Porto, el Barcelos y el St. Omer francés. De los seis integrantes, cuatro se clasificarán para los cuartos de final.
«El Reus siempre tiene que estar en la Champions, ganarla ya es otra cosa, muy difícil. Nos la tomamos partido a partido, tenemos una ilusión tremenda. Con el nuevo formato, nuestra afición va a disfrutar de partidos brutales», comenta el capitán.
Para empezar, Sant Sadurní va a pedir máxima atención y la mejor versión de un plantel que ha recuperado la fiabilidad defensiva. «Tengo que claro que nuestro éxito depende de que volvamos a esa solidaridad defensiva. Si en ese aspecto del juego estamos bien, en ataque todo fluye mejor», añade el reusense.
El acierto de Joan Salvat se complementa a la perfección con el talento natural para el ataque de jugadores como Marc Julià, Maxi Oruste o Martí Casas. «Quizás no tenemos un delantero que marque 50 goles cada temporada, pero como equipo estamos más cohesionados». Precisamente, compromiso colectivo no le falta a un Reus que ya ha disputado una final en esta puesta en escena, la de la Supercopa de España. Fue capaz de llevar al límite al Barça, que derrotó a los rojinegros por un mínimo 1-0.
La cantera
Otro de los rasgos que ofrecen identidad al nuevo Reus se relaciona con los jugadores de la casa. Se han unido a la primera plantilla Guillem Jansà y el arquero Nil Niña, dos promesas que el pasado curso asomaron la cabeza y acabaron tirando la puerta del vestuario de los mayores. Se unen al mismo Salvat, a Diego Rojas y a Ferran Gimémez como exponentes de la casa.
«Me siento reflejado en ellos. Salir a competir a Europa con tantos jugadores de la casa es un orgullo y demuestra que hay calidad y una apuesta de club», finaliza un Salvat reconectado a la causa después de un verano de reset y de ilusiones renovadas.
