El Nàstic se ha quedado sin tienda física y sin museo de un plumazo. La Botiga-Museu de la Avinguda Catalunya cerró sus puertas hace semanas y no volverá a abrir. Al menos en la misma ubicación. El motivo de la pérdida es doble: la extinción de la empresa Energía del Ebro, a la que el Nàstic cedió la gestión tanto de la tienda del centro de la ciudad como el establecimiento del Nou Estadi a través de un patrocinio (el equipo lucía el logo en la manga de la equipación de partido); y la propia viabilidad de la tienda-museo. Fuentes del club admiten que el establecimiento es deficitario. Un cálculo aproximado estima las pérdidas que genera mantener el establecimiento abierto en unos 70.000 euros anuales.
Según detallan fuentes del club grana, la empresa aragonesa, que también gestionaba la tienda de la UD Logroñés y patrocinaba a Mirandés y Zaragoza, comenzó hace meses a incumplir sus acuerdos comerciales con el Nàstic. Ni realizó los ingresos acordados hace menos de un año, ni tampoco mantenía operativos los dos puntos de venta de productos comerciales granas. En el último partido de la temporada pasada ante el Sevilla Atlético la tienda del Nou Estadi ya no abrió. Eso provocó que durante un tiempo breve, el club tuviera stock de camisetas, pero no pudiese venderlas porque estaban dentro de los locales que tenía cerrados Energía del Ebro.
El Nàstic ejecutó las cláusulas previstas en caso de que una de las dos partes no cumpliera con sus obligaciones, para poder recuperar la gestión de los puntos de venta. El contrato firmado en 2021 tenía una vigencia de dos años.
Tras recuperar la administración de los puntos de venta oficiales, el Nàstic ha optado por llevar a cabo una reestructuración. Así, el club ha decidido dedicar esfuerzos en reforzar el comercio ‘on-line’, que está liderando las ventas de productos oficiales, y apostar por el tenderete los días de partido, que también está arrojando buenos datos comerciales. El proceso incluye el cierre definitivo a la tienda/museo en su ubicación actual. No es rentable y lastra las cuentas. Si el equipo estuviera en Segunda División el coste sería asumible con los enormes ingresos del fútbol profesional. Pero con el equipo en Primera RFEF no se puede derrochar ni un euro.
Eso no quiere decir que los objetos legendarios que había en el Museo vayan a caer en el olvido. La intención del Nàstic es buscar una nueva ubicación. Un lugar que podría ser en la Ciudad Deportiva de Camp Clar o en el Nou Estadi, cuando se lleven a cabo obras de reforma en las instalaciones de la Budellera para liberar espacio. Por ejemplo, los despachos de la secretaría deportiva y la dirección del fútbol base que ocupan los bajos de Gol Mar.
Mientras tanto, la alternativa que busca el club es montar una exposición en algún punto de la ciudad para poder exhibir con orgullo la historia de la entidad.
Una ‘historia’ de cuatro años
Varios empleados sacaban ayer martes muebles y cajas de la Botiga-Museu del Nàstic en Avenida Catalunya, a escasos metros de donde se ubicaba el antiguo estadio del club durante 50 años (1922-1972). Son los últimos vestigios de la exposición que en 2018 abrió sus puertas en la planta superior del establecimiento con un acto pomposo. Exjugadores granas míticos como Santi Coch o el recientemente fallecido Valero Serer, futbolistas de la plantilla que entonces jugaba en Segunda División como Manu Barreiro, aficionados orgullosos de sus colores y hasta el alcalde del momento, Josep Fèlix Ballesteros, acudieron a la apertura de un lugar destinado a convertirse en un punto de encuentro de nastiqueros. Un sitio en el que venerar joyas de la historia del club como la bandera diseñada por el arquitecto Josep Maria Jujol en 1926. Cuatro años, un descenso a Primera RFEF y una pandemia han enterrado, al menos, provisionalmente, el museo del club.