En Calahorra, Raül Agné vio la segunda roja desde que es entrenador del Nàstic. El técnico de Mequinenza protestó la más que discutible expulsión de Trilles y el colegiado cántabro Alberto Martín no dudó en mandarlo a la grada. Dos por uno, pensó el trencilla que anotó en el acta que el motivo de la cartulina fue por «protestar una de mis decisiones a viva voz, saliendo del banquillo con los brazos en alto. Tras serle mostrada la tarjeta roja, se acercó al lugar donde se encontraba el cuarto árbitro, situándose a escasos centímetros de él, mientras realizaba gestos con los brazos de manera exaltada». A la espera de la resolución del Juez Único con respecto a la sanción que le aplicará (entre dos y cuatro partidos), lo que es seguro es que será Dani Vidal quien se sentará el domingo en el banquillo del Nàstic para dirigir al conjunto grana frente al Amorebieta.
La situación no es la más cómoda. Con 3 puntos de 12 posibles, con las críticas desatadas sobre el juego plano del Nàstic ofensivamente y el planteamiento conservador del técnico que incluso lleva semanas cuestionado por la afición, el técnico tarraconense afrontará un encuentro trascendental. No es algo que amilane al tarraconense. Lleva casi una década entrenando desde la base hasta el primer equipo y aunque le pueda faltar experiencia en contextos profesionales, le sobran conocimientos.
Además, el año pasado ya afrontó compromisos complicados. De esos incómodos, pero que superó con nota. Tuvo que relevar a Agné, también por sanción, en el Estadi Johan Cruyff ante un Barça B que buscaba relanzarse para alcanzar las posiciones delanteras. Los jóvenes azulgranas no tuvieron opción. El Nàstic completó su mejor partido fuera de casa de la temporada. Dominador de principio a fin del encuentro, los granas vencieron por 0-2 con tantos de Bonilla y Marc Trilles. El primero fruto de la presión alta y el segundo de una jugada de estrategia. Dos aspectos que identifican el manual de Dani Vidal. La siguiente semana se sentó ante el Costa Brava firmando un empate (1-1).
En la penúltima jornada de liga, la Covid-19 impidió que Raül Agné se sentara frente al Sevilla Atlético. Volvió Dani Vidal a dirigir al equipo desde el césped en un día que la victoria era innegociable. Iba el play-off. Y se logró. Pol Domingo dio los tres puntos al Nàstic y abría las puertas a la fase final de Galicia.
En resumen, el balance del técnico tarraconense dirigiendo al primer equipo es de 7 puntos de 9 posibles. Números destacables. Pero por encima de todo, fueron partidos en los que el Nàstic rayó a gran nivel.
Dani Vidal volverá a disponer de una ocasión de demostrar su capacidad para dirigir al equipo. Que está más que preparador para encarar situaciones comprometidas. Como en todas las ocasiones precedentes, la obligación del equipo es ganar. Esta vez, ese deber es todavía más indispensable. La primera victoria de la temporada no puede esperar ni una jornada más. No, para un club con la expectativa de ascender de manera directa. De lo contrario, puede haber sacudida. Dani Vidal puede ser el último bastión que le quede a Raül Agné para salvar el puesto.