El Nàstic pierde en la Rosaleda y confía el ascenso en el Nou Estadi

Los granas cayeron derrotados con dos goles polémicos de Roberto. Concha mantiene vivo el sueño

15 junio 2024 22:47 | Actualizado a 15 junio 2024 23:06
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El Nàstic salió vivo. Más o menos. Una derrota fue el mal menor. El 2-1 deja la eliminatoria abierta. Con todo por decidir en un Nou Estadi que debe jugar el mismo papel que tuvo la Rosaleda. Ser igual de decisivo. Presionar tanto o más y ganar. Como ha hecho 12 veces esta temporada. Una más y a Segunda División.

El Nàstic supo jugar en un escenario hostil. Aguantó el primer arrebato y se repuso al 1-0. Salió valiente en el segundo tiempo, pero el penaltito, en uno de esos bailes habituales en el área, le cayó como una losa. Les frenó y aunque Andy pudo poner el 2-2, se prefirió recoger velas y conjurarse para Tarragona.

El ambiente de la Rosaleda era era infernal. Una caldera azul y blanca que metía miedo. Un mosaico impresionante en un estadio en el que no cabía ni un alma. Como en sus mejores días de Champions League. Porque no nos engañemos, es un campo que no debería bajar nunca de la élite.

Con ese entorno lo raro fue que el Málaga no hubiera salido en modo avasallador. Un atrevimiento obligado. Los andaluces tenían claro que o viajaban a Tarragona con un resultado positivo o en el Nou Estadi iban a tenerlo realmente complicado. Tan cierto, como que el cometido del Nàstic era salir vivo de La Rosaleda.

Alan Godoy pudo apagar el fuego en solo dos minutos. El Nàstic elaboró un contragolpe en tres pases que dejó al canario en el área chica. Se hizo el silencio en Málaga. La impresionante mano que sacó Herrero alivió a una grada que lo vio detro.

El Nàstic no se dejó asustar por el ambiente. Durante todo el año se ha sentido increiblemente cómodo ante los grandes rivales de la categoría. La final del play-off no iba a ser menos.

Sin más inquietud que un disparo lejano que hizo volar a Varo, el Nàstic fue imponiéndose en el verde. Cercando la portería malagueña con su habitual presión. Los andaluces no sabían escapar de ella y fiaban todo su juego con balón en envíos largos hacia su jugador más determinante, Roberto.

El ‘pichichi’ blanquiazul estableció una relación potente con los dos centrales granas: Pablo Trigueros y Nacho. Un estira y afloja que provocó la protesta de toda la grada cuando el delantero local cayó en el área. El colegiado no picó. Esa vez.

Mandaba el Nàstic que sacaba de quicio a la hinchada local. El mal juego de su equipo lo pagó el colegiado. Cada decisión aumentaba los decibelios de la crispación malagueña.

El Nàstic iba a lo suyo. David Concha volvía a obligar a Herrero a despejar un disparo que se colaba dentro. Los tarraconenses estaban viviendo su momento, pero no lograron sacar rédito. El ataque perdió el fuelle de otros días y el equipo se volvió a aferrar a su defensa. Un paso atrás que permitió al Málaga volver a achuchar en los últimos del primer minuto. Y se pagó caro.

Apareció Roberto para poner el 1-0 en una jugada, como mínimo dudosa. El Málaga bota un saque de esquina con dos balones en el terreno de juego. Godoy llevaba uno en las manos y justo cuando ve que el lanzador pone en juego el otro balón, lo deja caer. Triquiñería o no, lo cierto es que había dos balones en el campo en el momento del gol.

Todo lo mal que acabó la primera parte, comenzó de bien en la segunda. Ni un minuto se había jugado cuando David Concha igualaba la eliminatoria. Un golazo de bandera. Apenas divisaba la portería de lo escorado que andaba. Pero la puso en la misma escuadra contraria.

El encuentro entró en una fase de histrionismo que no se sabía si el dominio era local o visitante. Un equilibrio que se rompió con un penalti de Trigueros. La Rosaleda no es el Nou Estadi. Hay que medir muy bien para que un colegiado casero no se cebe contigo. Pitó el del Nàstic, pero no el mismo que sufrió Sanz en el otro área. La estadística de 14 meses sin un penalti a favor es muy golosa en la RFEF, como para romperla. Varo acertó, pero Roberto ajustó bien y transformó el penalti.

Los granas no perdían la cara al partido. Mantenían el guion. Sin renunciar a nada. Asumiendo los mínimos riesgos, pero con atrevimiento. Le fallaron las fuerzas y que los que entraron no las ofrecieron.

Roberto tuvo la de Aisar en Ceuta. Pudo sentenciar. Se dejó el balón atrás y dejó vivo a un Nàstic que confía en su gente y en su estadio.

Ficha técnica

Málaga. Herrero, Gabilondo (Puga, 79’), Einar, Juande (Nelson, 46’), Ferreiro, Kevin Medina (Larrubia, 78’), Manu Molina (Juanpe, 88’), Víctor, Genaro, Roberto y Dani Lorenzo (Sangalli, 67’).

Nàstic. Varo, Pol D., Trigueros, Nacho, Joan Oriol, Borja M., Óscar Sanz, Jaume Jardí (Mula, 71’), David Concha (Gorka, 81’), Pablo F. (Marc F., 81’) y Godoy (Andy, 88’).

Goles. 1-0, Roberto (45’);1-1, David Concha (46’); 2-1, Roberto de penalti (58’).

Árbitro. Palencia Caballero. TA: Einar, Juande/Borja, Trigueros, Nacho, Sanz

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