Líderes en el fango (Arenteiro 0-1 Nàstic)

El Nàstic recupera el liderato gracias a la derrota de la Ponferradina en Fuenlabrada y la victoria grana en el Municipal de Espiñedo (0-1) con el gol de Marc Fernández

02 marzo 2024 15:54 | Actualizado a 03 marzo 2024 09:12
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El Municipal de Espiñedo corría el peligro de ser un escenario de pesadilla para el Nàstic, pero terminó siendo un delirio de felicidad bajo la lluvia. Los granas vencieron por la mínima y recuperaron el liderato tras la derrota de la Ponferradina en Fuenlabrada. Un golpe de efecto que podría permitir llegar al duelo de la semana que viene frente al Deportivo en lo más alto de la tabla. Tocará esperar a ver que hace este domingo en Riazor el conjunto blanquiazul ante el Lugo.

El Club Deportivo Arenteiro ha convertido el Municipal de Espiñedo en un territorio que cortocircuita al rival. Uno sabe que comparece con la esperanza de conseguir la victoria, pero que normalmente abandona el terreno de juego con el alma rota. Solo el Real Unión y el Deportivo de la Coruña habían logrado ganar en los 13 enfrentamientos disputados en el feudo gallego. Con ese contexto imponente acudía el Nàstic a la cita.

Bastaba con echarle un vistazo rápido al césped del feudo del Arenteiro para comprobar que las palabras de Dani Vidal en la rueda de prensa, en las que advertía sobre la irregularidad del verde, no eran ni mucho menos exageradas. Aquello no era un tapete, más bien era un campo de minas, por lo que antes de comenzar a rodar, o mejor dicho a botar, el cuero uno ya intuía que iba a ser un partido de mucho juego directo. Uno de esos choques que plantea el fútbol del norte dónde el sosiego se encuentra tras el pitido final. Durante el partido, no hay tregua.

Con ese condicionante comenzó el encuentro, aunque Dani Vidal ya había preparado antes su once en consecuencia. Presentó la novedad táctica de Ander Gorostidi en lugar de Andy Escudero, quitando un mediapunta y añadiendo un mediocentro puro a la ecuación. La idea era clara: mayor presencia física para la batalla que apuntaba a plantear el partido.

Pese a que los dos equipos no priorizaban la rifa sobre el juego directo, lo segundo se terminaba imponiendo porque el césped obligaba a ello. Combinar era imposible en muchas zonas del verde porque el balón se frenaba en seco. Así que ambos conjuntos intentaban más llegar al área rival desde las bandas que desde posiciones interiores.

La primera amenaza del partido fue grana cuando se había cumplido un cuarto de hora. Marc Fernández enseñó como transitar tras pérdida rival. Llevó la bola pegada al pie en la contra y espero a que Godoy le doblase por detrás. Soltó en el instante perfecto y el canario ejecutó con el exterior del pie, buscando el palo corto de la portería del Arenteiro. Se vislumbraba el gol, pero Diego García estuvo ágil y rápido para desviar el tiro a córner.

La ocasión no era reflejo de lo que acontecía en un terreno de juego en el que al Arenteiro se le notaba mucho más cómodo. Está acostumbrado a reinar en su feudo y dio argumentos firmes del porqué. Un equipo que te incomoda en la salida, que te gana en los balones divididos y que en ataque te somete de manera constante a centros tensos y medidos gracias a los puñales que tiene por banda, sobre todo Luis Chacón, un terremoto en la derecha.

Mandaba el Arenteiro en juego, pero el Nàstic en ocasiones porque justo antes del descanso tuvo dos amenazas más de nuevo protagonizadas por Godoy. En ambas castigó dos errores del Arenteiro. En la primera Mula robó y dejó solo al ariete canario que tiró fuera un disparo claro en el interior del área. En la segunda, la pelota se quedó frenada con Diego García vendido y Godoy a portería libre disparó a meta, pero Javi Moreno desvió su disparo con una cabeza salvadora. El Nàstic había perdonado, pero había metido mucho miedo. Ese era el consuelo.

Todo lo que el Nàstic había perdonado en la primera mitad no lo hizo en la segunda parte. En la primera que tuvo, no erró. Marc Fernández desquitó a Alan Godoy porque el extremo barcelonés aprovechó otra jugada de balón parado vencedora. Mula colgó al segundo palo, Sanz apareció en esa zona y conectó un cabezazo que el atacante del Nàstic transformó en el primero en boca de gol. Mejor inicio de segunda parte, imposible. Por delante en un feudo prácticamente imbatible. Ahora tocaba aguantar la portería a cero, algo que no habían conseguido ninguno de los 13 equipos que habían desfilado por Espiñedo.

Tras el gol, el Nàstic activó el modo supervivencia. Era consciente de que iba a tocar sufrir mucho para conseguir los tres puntos y que eso pasaba por no fallar en defensa e intentar aprovechar alguna ocasión en ataque. La receta era clara, aplicarla, ya no tanto.

El Arenteiro arriesgó metiendo hombres de ataque y volcándose en busca del empate. Manin y Chacón pusieron a prueba a Varo casi de manera consecutiva, pero el portero de La Canonja no concedió alegrías.

Restaban 10 minutos por delante y el sufrimiento estaba asegurado. No quedaba otra que bregar bajo la lluvia. La más clara del Arenteiro fue en la agonía con el descuento apurando y con Borja Martínez actuando de salvavidas. El mediocentro sacó de bajo palos un remate en el segundo palo de los gallegos. Le dio pulso a un Nàstic que en eso momento había dejado de latir. Lo demás fue historia, el Nàstic resistió y venció. De nuevo a lo alto de la tabla. Hoy tocará estar pendientes del transistor. El Deportivo amenaza el liderato.

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