La marcha de Manu García, tras dos temporadas en el Nàstic, abrió una reflexión en los responsables técnicos del club sobre el futuro de la portería grana. Con el asesoramiento de Manuel Oliva, Oli, entrenador de porteros del conjunto tarraconense, se optó por el talento local: mantener a Dani Parra y firmar el regreso de Alberto Varo.
El de Riudoms suponía apostar por la continuidad. Tras dos temporadas en dinámica del primer equipo, uno como arquero del filial y otro como segundo a la sombra de Manu García, Parra se había ganado el derecho a competir por ser titular.
Por su parte, Alberto Varo representa la veteranía que siempre gusta en la zona noble del Nou Estadi. Siempre se ha optado por titulares consagrados. Porteros veteranos con experiencia para salvaguardar los palos del arco. Varo vuelve a casa con 21 partidos en Segunda, 40 en Primera Federación y 37 en Segunda B. Si además era la ‘repatriación’ de un guardameta de la casa su incorporación era un doble ‘win’.
Dos futbolistas de la casa para uno de los puestos más importantes de la plantilla. Una de esas demarcaciones claves, en las que el club grana siempre dedica más esfuerzos.
Ambos garantizan una competencia férrea por el puesto. De eso se trataba. De poder mantener una dupla de metas que pudieran luchar en igualdad de condiciones. Que ninguno pudiera sentirse como titular indiscutible y que el puesto se gane a pulso, en partidos y entrenamientos.
Dani Parra le ganó la partida a Alberto Varo y salió de inicio en el estreno ante el Arenteiro. El tratamiento que debe seguir Alberto Varo durante el verano para prevenir de posibles lesiones, especialmente de la rodilla, generaron una ligera ventaja que el arquero de Riudoms supo aprovechar. Convenció al cuerpo técnico y se puso bajo palos en la primera jornada de la competición.
Fue en debut plácido. El equipo gallego, recien ascendido a Primera Federación, no generó demasiado peligro en la portería del Nàstic. Las pocas aproximaciones tuvieron respuesta por parte del arquero grana que dejó la portería a cero. Era su cuarto partido sin encajar desde que debutó el curso pasado.
Dani Parra repitió titularidad ante el Rayo Majadahonda. Un partido que comenzó con el pie izquierdo. Encajó el primer gol de la temporada en una acción muy desafortunada. Salió rápido de su área para frenar a Markus Anderson, cuando éste había ganado la partida a Pablo Trigueros. El atacante estadounidense superó al meta grana con un toque dócil, pero insuficiente para llegar a la red. Tirlea se lanzó al piso para despejar el balón muerto, con la mala suerte de que el rechace golpeó el talón del atacante y volvió a tomar dirección de la portería del Nàstic. Ahí volvió a aparecer Parra. Corriendo hacia atrás y viéndose sorprendido al final por el poste que hizo que fuera el propio portero el que acabase enviado el balón a la red.
Un error que no hundió al meta. Todo lo contrario. Sacó personalidad y carácter para mantener la concentración durante el resto del encuentro. Y menos mal, porque en los instantes final, el Rayo Majadahonda exigió dos intervenciones brillantes de Dani Parra para evitar el 2-1.
La actuación del meta, de doble lectura, deja en el aire su continuidad ante el Barça Atlètic. El técnico Dani Vidal restó importancia al fallo en la rueda de prensa posterior. «Los jugadores son humanos y fallan», dijo. Ahora bien, los cambios en la portería siempre llegan precedidos de errores. Habrá que ver por cuál de los dos arqueros se decide el entrenador grana de cara al encuentro del domingo en el Nou Estadi. Si mantiene la confianza en el guardameta de Riudoms o le da la alternativa al ‘Águila’ de la Canonja, Alberto Varo.