Se siente un privilegiado, y no es para menos. Ha sido portero y capitán del Club Salou Fútbol Sala durante 14 temporadas. Pero Aitor Vega Hurtado siente que ha llegado el momento de poner fin a su carrera, pese a que no ha sido nada fácil tomar la decisión de retirarse.
Pero lo hace tras disputar más de 350 partidos, en los que fue capaz de anotar 11 tantos pese a tratarse de un guardameta. Logró también dos ascensos y una final four en la Copa Catalunya. Todo ello a sus espaldas, lo que provoca una sonrisa en su rostro cuando echa un vistazo a todo lo que ha vivido este tiempo.
Pero pese a todo lo experimentado, es capaz de quedarse con tres momentos, aunque ha sido difícil elegirlos: el primero de ellos, un partido de hace cinco años donde el equipo se jugaba el descenso la última jornada y con la emoción hasta el último segundo, lograron el objetivo de salvarse. El segundo, su debut en segunda división con el Laguna, algo de lo que jamás se olvidará y que no mucha gente puede decir que haya logrado. Y el tercero, su partido de despedida.
Porque es inevitable no hablar de su último partido. Una mezcla de emociones donde sabe que todo se está acabando. Es consciente de que durante muchos años cada domingo su mejor amigo ha sido la portería, donde ha tratado de defenderla de la mejor manera posible, y es duro asimilar que ya nada volverá a ser lo mismo.
Pero no se acaba del todo, porque tanto el club como Aitor seguirán trabajando juntos la próxima temporada, ya que continuará ligado a la entidad. Para él, el Club Salou Fútbol Sala lo ha sido todo en su carrera, y le era imposible terminar su periplo como jugador sin antes dar un último servicio al club que le ha visto y ha acompañado a lo largo de su trayectoria.
Tuvo un paréntesis de dos años en la división de plata con el Playas de Salou Fútbol Sala, una oportunidad que no pudo dejar escapar y a la vez vivir. Pero finalmente volvió y fue gracias al cariño que ha recibido todo este tiempo por parte del club, algo de lo que se siente tremendamente orgulloso y feliz de tener después de todos estos años.
Como amante del fútbol sala, Aitor no podía retirarse y olvidarse de todo. Él quiere ayudar al progreso en la formación de los porteros en la modalidad del fútbol sala. Es por ello por lo que es además el fundador de una de las primeras escuelas de porteros de fútbol sala en el país. Algo que demuestra la ambición y entrega que le ha caracterizado desde que empezó a jugar partidos.
Partidos que empezó jugando hace casi 17 años con sus amigos, y que ha podido seguir haciendo hasta el final de su carrera. Un trayecto con un sinfín de momentos imborrables, experiencias que le han hecho aprender y valorar lo bueno de la vida y darse cuenta de que no hace falta llegar a la élite para ser feliz y haberlo sido durante todos estos años, mientras hacía lo que más le gustaba, jugar al fútbol y ser portero.