SiiGii y el paso del tiempo

La pregunta. ¿Cuánto tardará el progreso en integrar con normalidad el género neutro y con él todas sus variantes?

07 abril 2025 20:26 | Actualizado a 08 abril 2025 07:00
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Masculino, femenino y neutro... un enorme reloj omnipresente erguido sobre un lecho de arena, marca impasible el paso del tiempo. Perdida parte de su corona, yace abandonada en el suelo. Flotan en el aire las preguntas inquietantes que dan título a la performance de SiiGii García Navarro, que veremos dentro de unos segundos: ¿Cuánto dura mi vida? ¿Cuánto tarda el progreso? En el vestíbulo del edificio del antiguo Banco de España, dentro de la programación de Mèdol, Centre d’Arts Contemporànies de Tarragona.

Masculino, femenino, neutro, transgénero, queer... Seis actores, tres neutros, tres. Tres masculinos, tres, todos ven pasar el tiempo, los neutros con inquietud, dolor, angustia y menosprecio. Los otros, en el papel de antiguos funcionarios, también, pero no les afecta lo más mínimo. La revolución, amigos, es agotadora, más cuando se trata de batallar cual quijotes contra un concepto establecido desde la prehistoria, cuando el hombre salía a cazar y de vuelta traía la bestia y se la daba a la mujer para que la cocinase y así alimentar a la prole. Así continua la historia, toda. Solo en algunos casos, excepcionales, la mujer se negó a continuar con el rol que le había sido asignado por la tradición, y tuvo que sufrir la tiranía de una sociedad domesticada que no admitía brechas en su estructura. El poeta y dramaturgo Federico García Lorca puso sobre la mesa el problema de la mujer disidente tanto en su trilogía rural como en Mariana Pineda.

En el siglo III D.C. el emperador romano Heliogábalo quería ser mujer y convocó a médicos y eruditos, para conseguirlo puso una fortuna en sus manos. Pero no pudo ser, los peligros eran del todo insalvables. En la actualidad ya no es así, y parafraseando el título de una novela de Torcuato Luca de Tena, los renglones torcidos de Dios ya pueden aderezarse.

Hombre, mujer, neutro... Danza, expresión y silencio. Ahora cuando los que decían defender a ultranza los derechos humanos, han sido descubiertos en flagrante contradicción, cual actores que no creen en absoluto en la obra que interpretan, las preguntas que dan título a la performance cobran un especial relieve, ¿Cuánto tardará el progreso en integrar con normalidad el género neutro y con él todas sus variantes? Silencio. Ahora más que nunca, la lucha continúa contra las voces insolentes que se alzan desde las cavernas más profundas, contra los que recortan derechos, cuando no los borran de un plumazo. Si bien la mujer se ha visto obligada a vivir siglos de esclavitud (o a morir asesinada), los neutros han tenido que esconderse, atemorizados, camuflados y ocultos, objeto de burla y escarnio, sin más norma por camino que la de su intuición, en ocasiones lapidados, todavía perseguidos y condenados a muerte. Ya que no tengo respuesta a la primera pregunta, por responder a la segunda: Decía Pau Riba: «Oh! Que llarga que es fa sempre l’espera!».

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