Neurofisiólogo, pediatra y especialista europeo en medicina del sueño. Por su trayectoria, el Dr. Eduard Estivill recogerá este jueves 15 el Premio Medicina en el transcurso de la gala de los Premis Gaudí Gresol a la Notorietat i l’Excel·lència (19 h, en el auditorio Gaudí del Tecnoparc firaReus).
¿Qué significa el premio?
He tenido la suerte de dedicarme a una profesión que beneficia a muchas personas. En el caso de la especialidad en medicina del sueño, podemos curar el 90% de los problemas y el 10% restante sabemos cómo controlarlos. Siempre he pensado que los médicos no solo debemos estudiar mucho y hacer bien nuestro trabajo, sino que también debemos saber comunicarlo. Por ello, soy feliz cuando me dicen que sé llegar a la gente.
Es popularmente conocido por su método para dormir a los bebés y los niños.
Cuando publiqué el libro Duérmete, Niño se hizo muy popular porque era una novedad, pero no inventé nada nuevo, ya que son unas normas que aplica la Sociedad Americana del Sueño y utilicé el conocimiento que la ciencia nos ha proporcionado. Cuando descubrimos que había niños y niñas que podían aprender a dormir fue toda una revolución y, desde entonces, hemos ayudado a muchos millones de personas en todo el mundo.
De su método, uno de los aspectos que más controversia ha generado es el hecho de dejar llorar a los niños.
No decimos que se deba dejar llorar al niño, sino que debemos enseñarle a dormir. El niño reacciona a través del llanto porque no sabe hacerlo de otra manera y es su forma natural de comunicarse con un adulto. El método se basa en un conjunto de técnicas conductuales que tienen que ver con el reloj circadiano, es decir, la maduración de los ritmos cerebrales. La aparición de Internet ha hecho que mucha gente opinase sobre el sueño, y, aunque opinar es gratis, no todas las opiniones son, ni de lejos, correctas. Entonces, esto ha dado lugar a ideas que no tienen ningún sentido. Internet es un mal lugar para aprender.
¿Por qué debemos aprender a dormir bien desde la infancia?
Cuando aprendes algo durante la infancia, el aprendizaje dura toda la vida. Hoy en día, muchos adolescentes o personas jóvenes deben tomar pastillas, y los antecedentes son porque cuando eran pequeños ya dormían mal y nadie les enseñó a dormir bien.
Los hábitos de la sociedad han cambiado. ¿Cómo afectan a la calidad del sueño?
Trabajamos y estamos conectados las 24 horas al día. La sociedad ha cambiado y no precisamente para bien. Existen demasiados estímulos, como móviles y tabletas, que hacen que nuestro cerebro no desconecte. Esto conlleva que durmamos peor y debamos medicarnos. Si no seguimos unas normas de higiene del sueño, iremos cada vez a peor, lo que hará que la gente esté más cansada, irritable, de mal humor y rinda mucho menos.
¿Cuáles son las normas de higiene del sueño?
Primero, seguir unos horarios estables, es decir, levantarnos entre las 7 y las 7.30 h y hacer media hora de ejercicio al aire libre. Después, desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un pobre. Las comidas también deben seguir los mismos horarios: el desayuno entre las 8 y 8.30 h, la comida, entre las 13 y 13.30 h y la cena alrededor de las 20 h, para podernos acostar a las 23 horas y despertarnos el día siguiente a las siete de la mañana. Esto significa que debemos cenar al menos dos horas antes de acostarnos y apagar, al mismo tiempo, los dispositivos móviles. El sueño no es repentino, sino que se prepara.
¿Cuáles son las alteraciones del sueño más frecuentes?
El insomnio por todo lo mencionado anteriormente, y sobre todo afecta a personas inquietas, perfeccionistas, que sufren... Después, el segundo grupo de pacientes son quienes roncan, y, en tercer lugar, la población infantil.
¿Las personas que trabajan a turnos lo tienen más difícil?
Mucho. El cerebro humano está preparado para dormir de noche y estar despierto durante el día. Debemos intentar que las guardias las hagan personas jóvenes porque están más protegidas a los cambios. De hecho, sociedades como la finlandesa no deja hacer guardias a partir de los 35 años porque aumenta la comorbilidad, es decir, las consecuencias médicas de trabajar de noche.
Dormir mal desencadena otras enfermedades.
Dormir es un taller de reparación y restauración de todo lo que gastamos durante el día. Si no dormimos bien, además de tener sueño y estar cansados, durante el día se desarrollan otras alteraciones y problemas metabólicos, psiquiátricos, irritabilidad, mal humor, depresión... Dormir es lo más importante que hacemos a lo largo de nuestra vida y cuando dormimos mal puede afectar cualquier área de nuestra existencia.
