Considerado uno de los pintores catalanes figurativos más destacados de la segunda mitad del siglo XX, el centenario del nacimiento del artista Josep Maria Morató Aragonès (Reus, 1923 - Barcelona, 2006) se presenta como el momento adecuado para recuperar el pintor y hacerlo descubrir a las nuevas generaciones.
«Mientras que en febrero de 2024 se celebrará la gran exposición antológica en el Museu de Reus, hasta la fecha organizamos diferentes muestras que exhiben temas parciales de la obra de mi padre», explica la hija del pintor, Maria Elena Morató. De este modo, en Reus se pueden visitar dos exposiciones que acercan la vida y la obra del artista al público.
En el Centre de Lectura, Percepcions literàries – Intuïcions visuals. 1940-1973 acerca al público, hasta el próximo 30 de septiembre y mediante fotografías y detalles de obras, el mundo construido alrededor de las ciudades y entornos más emblemáticos del artista: Tetuán, Roma, Venecia o París.
«La exposición, a través de ampliaciones fotográficas de fragmentos de obras, está pensada para que el público se adentre en las creaciones de mi padre a través de una perspectiva macro. Él fue un artista figurativo, aunque su obra tenga rasgos contemporáneos en la ejecución y la calidad; de este modo, la exposición reivindica una nueva mirada e invita a observar de cerca las obras, para dejarse llevar por cada una de sus pinceladas».
En la exposición, también comparten protagonismo reproducciones de fotografías de la época, en blanco y negro, de lugares emblemáticos en la vida y obra de Morató Aragonés. «Son el reflejo de la época en la que formaba su propio lenguaje artístico, como sus orígenes en Cornudella de Montsant y su amistad con otros artistas; otras fotografías de obras que pertenecen a la época en la que viajó al norte de África y que son la única constancia de su existencia, etc.», detalla Maria Elena Morató, quien rememora que «durante el tiempo que pasó en Roma y París su lenguaje artístico dio un giro de 180 grados».
El tercer pilar de Percepcions literàries – Intuïcions visuals. 1940-1973 se materializa en forma de documental. «Diferentes escritores y escritoras contemporáneos se inspiran en las obras de mi padre para crear textos literarios», explica la hija del pintor, quien también ha seleccionado fragmentos de publicaciones de escritores que en su momento escribieron sobre ciudades como Tetuán, París o Roma, y cuyos textos invitan a adentrarse a través en el universo que Morató Aragonès vivió en su época».
En cambio, la galería de arte Anquin’s alberga la muestra La llum calidoscòpica de Morató-Aragonès. 1974-2006, que reúne una veintena de obras, tanto de pequeño como de gran formato y la mayoría inéditas, que pertenecen a colecciones privadas.
«El pintor Josep Maria Morató Aragonès fue uno de los clásicos de la galería. La primera exposición que hizo se remonta a 1974, siendo de los primeros en exponer, y a lo largo del tiempo protagonizó nueve exposiciones individuales; la de 2006 fue la última, puesto que falleció un mes después», rememora la directora de la galería de arte Anquin’s, Pepa Quinteiro.
En cuanto al legado del pintor, la misma pone en valor que «era un artista con mucho carácter y original, por lo que en su momento tuvo mucho éxito» y destaca que «aunque fue un pintor que tuvo una mirada local, porque muchos de los temas que pintaba eran cercanos, también supo aprovechar sus viajes e ir un paso más allá en el ámbito artístico, fruto de las relaciones que mantuvo con otros artistas de la época, de participar en tertulias, etc.».
De este modo, Pepa Quinteiro anhela que la exposición se convierta «en una manera de reivindicar al pintor y que las nuevas generaciones también lo redescubran, porque en la galería siempre hemos buscado artistas que respiren autenticidad y sepan transmitirla, como hizo Josep Maria Morató Aragonès».