Como si de un pacto con Onofre de Dip se tratara, la lluvia dio una última tregua, el domingo por la mañana, a la organización del Pratdip Llegendari en su décimo aniversario. La ocasión se lo merecía, en recompensa a diez años que «han pasado volando». «Además de hacernos mayores, hemos crecido, evolucionado, ocupado otros espacios del pueblo y creado espectáculos propios», según palabras de la presidenta de la Associació Pratdip Llegendari, Sílvia Marlès. Una reflexión que también compartió el periodista Xavier Graset en la inauguración: «Más de 20.000 visitantes y más de 200 espectáculos, en estos diez años, avalan el festival y su esfuerzo».
Pero el tiempo no atiende a razones, por lo que la organización, ante la alerta de Protecció Civil emitida ayer al mediodía, optó por cancelar todos los actos previstos por la tarde: «La seguridad es lo primero», comunicaron desde la asociación. A través de las redes sociales, la organización también tuvo palabras de agradecimiento para «todas las personas que han hecho posible el Pratdip Llegendari».
Pero en sus últimas horas, los visitantes pudieron revivir la historia, la leyenda, la cultura, la tradición, la magia y misterio de Pratdip a través de espectáculos de música, talleres infantiles, el mercado de artesanía, la zona gastronómica...
En un derroche de humor, y al aire libre, el cuentacuentos Ferran cautivó a las familias en la Placeta del Forn. Los más pequeños se convirtieron en improvisados actores y actrices con el fin de entender la mentalidad de un mercader. «Hago que la gente que viene a compartir un rato conmigo se lo pase bien, que rían, que se emocionen con las historias que les explico, que se olviden por un rato de los problemas, que aprendan algo de nuevo o que recuerden algo olvidado, que vivan un momento único», según el actor. Un entusiasmo que el público recompensó con risas y aplausos.
Otro de los momentos estelares fue el preestreno del documental Perucho: Amb la tècnica de Lovecraft, del vendrellense Ismael ‘Zim’ Muñoz, quien ha capturado el vínculo de Joan Perucho con el Penedès, además de descubrir las diferentes caras del autor de las Històries naturals, un relato inspirado en los dips (perros vampiro y endemoniados) de Pratdip y que le sirvieron para crear el personaje vampírico de Onofre de Dip.
«Más de 20.000 visitantes y más de 200 espectáculos en estos diez años avalan el festival Pratdip Llegendari y su esfuerzo», Xavier Graset
En la gran pantalla, a través de su testimonio la filóloga Neus Oliveras dejó constancia de que «Perucho es único; documenta historias inverosímiles o inventadas, como si fueran reales, es decir, las enmarca en una realidad personal», mientras que el documentalista Martí Rom incidió en que el autor «parte de una aparente realidad a una real irrealidad, para novelar determinadas situaciones». La producción también dio fe de cómo el escritor entabló amistad con el pintor Joan Miró, entre otros intelectuales de la época: «Perucho conoce a Miró en 1941, a partir de entonces trata frecuentemente con él; en 1961, cuando el escritor compra el famoso coche Dauphine le cambia la vida; desde Gandesa llegaba hasta Falset y bajaba por la carretera hasta llegar a Mas Miró».
Además de la literatura, la música fue otra de las protagonistas del fin de semana con el concierto, el sábado por la noche, de U*ROCK, y, ayer, de La Kobla d’en Taudell y sus melodías tradicionales, que pusieron la última nota de misterio al décimo aniversario del Pratdip Llegendari.