Todo lo bueno tiene un final. En esta ocasión, la protagonista de la despedida del ciclo Elles Filmen de Tarragona fue la productora Sandra Hermida (Madrid, 1972). Ha estampado su sello personal y profesional en más de treinta filmes nacionales e internacionales. Junto al cineasta J.A. Bayona, ha trabajado en películas como El orfanato, Lo imposible, Un monstruo viene a verme o La sociedad de la nieve, y por los que ha sido premiada. Con motivo de esta última cinta se sentó al lado de la comunicadora Tzeitel Puig y frente al público de la Antiga Audiència para relatar algunos de los entresijos del filme y de su trabajo.
Para Hermida la creatividad es una de las piedras angulares. «Llevo muchos años reivindicando la creatividad del trabajo de producción, así como la parte artística e imaginación», reconoció. También rompió una lanza a favor de «la capacidad para solventar cada uno de los problemas que te pone el mundo real para que cualquier película se lleve a cabo».
A modo de superheroína, en cada proyecto Sandra Hermida se pone la capa para vencer cualquier contratiempo y se rodea de otros héroes detrás de la cámara. «Tanto Lo imposible como La sociedad de la nieve son películas muy ambiciosas. En Lo imposible, el reto era cómo crear un tsunami o trabajar durante un año con niños pequeños que crecen y cambian; y en el caso de La sociedad de la nieve en pleno cambio climático, cuando las estaciones son más cortas que nunca, el desafío era cómo trabajar movilizando a decenas de personas a metros de altura o crear nieve real», explicó.
A Sandra Hermida la adversidad la hace crecer. Su resiliencia se alimenta de su pasión por el trabajo. De ella misma dijo que «he sido la directora de producción más pesada del planeta, llegaba la primera y me iba cuando estrenábamos».
Para la productora, «dar forma a la idea de un director o directora, un suceso real o un guion y ver cómo se convierte en un proyecto, hasta que lo compartes con el mundo, es apasionante en todas sus fases».
«Cinéfila, sin saberlo»
No es de extrañar, ya que desde la infancia la gran pantalla ha acaparado su atención. «Siempre fui muy cinéfila, sin saber que era un término que existía. Nací en 1972 y toda mi infancia y juventud he vivido en Madrid. Mi padre tenía un hotel pequeño y uno de los cines más grandes de Madrid, de sesión continua y reestreno, se llamaba Cine Europa, donde me pasaba horas y horas viendo películas».
Tras esos años de ensueño cinematográfico, volvió a la realidad cuando «una hermana de una amiga me habló de los estudios de Imagen y Sonido (hoy en día Comunicación Audiovisual); hasta entonces no se me había ocurrido pensar que podía estudiar algo relacionado con el cine». Vio la luz al final del túnel: «Aparte de ver películas, las podría hacer».
Dejando a un lado la nostalgia, para la productora Sandra Hermida cada película encuentra siempre su momento: «En el caso de La sociedad de la nieve, era muy difícil explicar por qué queríamos hacer otra vez una película cuando había un filme tan famoso y emblemático como ¡Viven! (1993), la respuesta está en el libro La sociedad de la nieve», afirmó.
Con la perspectiva del tiempo, la decisión fue la acertada, ya que la película ostenta el título de ser una de las cintas más vistas en la historia de Netflix. «La industria audiovisual ha cambiado. Pataformas como Netflix se han convertido en uno de los motores del cine. Además, han cambiado algunos de los modos en los que se consume audiovisual y se ven películas», reconoció.
A día de hoy, los espectadores de La sociedad de la nieve se cuentan por millones. Y aquellos que todavía no la habían podido ver, como María, ayer tuvieron una oportunidad de oro. «Cuando la estrenaron en el cine no pude ir, y al saber que esta era la última sesión del ciclo Elles Filmen no me lo pensé», aseguraba la espectadora tarraconense.
A pesar de no conocerse, tanto María como Sandra Hermida coinciden en su naturaleza de no desaprovechar ninguna oportunidad. En palabras de la productora: «En mi caso, existe un continuo interés por buscar historias, pensando en que lleguen a las salas de cine o la televisión. Lo soñado siempre es encontrar el match entre la historia y el público potencial». Sin duda, lo consigue.